Me declaro absolutamente en contra de que la bancada de Morena haya impugnado la llegada de Kinky Téllez y Ricky Riquín Canallín a sus respectivos escaños. Aunque carezcan de los atributos intelectuales y éticos para ocupar un lugar en el Congreso y en la vida en general, cabe decir que su capacidad para generar entretenimiento y espectáculo es insuperable porque están al nivel de Mayito en La casa de los famosos. Sería una muy mala idea desaprovechar la oportunidad para que diputados y senadores, y el pueblo en general, puedan divertirse amenamente con sus melodramas reguetoneros ultraderechosos. Si de por sí ya vimos la divertida reacción toda alucinada y aireada al enterarse de la impugnación, no puedo esperar a que la Téllez nos regale más sobreactuaciones como esa trepada en su curul.
Algo que en su naturaleza telenovelera solo se puede comparar con la respuesta que ofrecieron los intelecuáles que fueron retirados de la parrilla de La hora de derechosear, de Leo Suckerman. Entre Castañeda, la Dresser y Mafufo Maluf, en todo su vistímismo autocomplaciente, cero autocrítico y narcisista, bien podrían parar en Venga la alegría o en El derecho de nacer. Es increíble que estos notables luchadores contra de la dictadura macuspánica se hayan vuelto irrelevantes para la opinión pública e innecesarios hasta para defender los intereses de los machucones.
Poco les faltó levantarse en contra de la monarquía que, según los delirios de Krauze, Claudia Sheinbaum impondrá su imperio comunista sobre las cenizas de la dictadura perfecta del PRIAN.
Lo bueno es que los derechairos no están solos, siempre les quedará el injerencismo de Kenny Salazar o del Washington Post para sentirse cobijados. Sobre todo ahora que los gringos quieren darnos lecciones de moral, decirnos cuántos chiles se necesitan para hacer un molito poblano y explicarnos cómo rendirle culto a Elon Musk.
Como quiera que sea, si en una encrucijada hay que elegir entre Kinky Téllez y Anayita, si dudar desecharía a Ricardito porque es insípido, tiene plomo en la sangre y sus transas son de manual. Y por más que haga su numerito de “¡Me da mucho coraje!” o el clásico “Is insolting an onaceptabol” que inspiró el “Yu jave to wok da tok”, la cara de la niña del Exorcista de Kinky es insuperable.
Estoy seguro que Suckerman, para sustituir a los caídos, convocará intelectuales de su nivel derechoso como Zambranitititito que ya regresó con su stand up comedy después de acabar con el PRD.
