Debió ser muy desconcertante para la producción de la serie de Netflix, El Jardín de las flores (retrato de una familia de tantas donde los millennials aman en cuaresma y los chavorrucos cantan la de “Y soy rebelde porque no sigo a los demás”) cuando de pronto vieron a unos de sus personajes secundarios, el famoso Cacas, convertido en trending topic mundial. Ya luego se encontrarían con el nacimiento de un fenómeno que lleva el debate, más bien los pleitos rateros del Twitter, a niveles donde la escatología hace su nido.
Eso está padre, romper con uno de los tabúes más sólidos de la cultura nacional, ese que se relaciona con la llamada “materia oscura”, es decir la popó, y llevarla más allá de los territorios clasemedieros. Hoy, lo que hubiera sido imposible hace algún tiempo, las batallas campales en las redes sociales pasaron de ser entre chairos y derechairos para pasar al muy sano enfrentamiento entre Cacas vs. Fecales en todas sus variantes.
(Alguien diría que sería chairos vs. fifís, pero he notado entre mis jeiters que muchos se autodenominan fifís sin ser realmente fifís, que son improvisados y guanabís del fifisismo; incluso los verdaderos fifís ven a esta versión pirata de los fifís con más asco que a los chairos)
Nadie se hubiera imaginado que se llegarían a estas instancias donde se chapalea en la mierda y hasta los simplones que, como diría el maestro A. Jiménez en su clásico Picardía mexicana, “se echan un pedo y juegan con las burbujas”.
Digo, no está mal para un país como el nuestro que no hay dos en la vida, donde se dice pompis en vez de nalgas, ahora se pueda rendir culto a la lógica del cácatelas.
Sin embargo, ahora me acuerdo de lo que me decía mi pediatra, que todavía me atiende, que cuando la caca flota en el excusado y no reposa como debe ser en el fondo del estanque, lo más seguro es que haya parásitos involucrados. De los coreanos y de los otros.
Antes de mandarle saludos al Cacas, el gran amigo de Ce-ci-lia Suá-rez en la serie, podríamos dejar estas zacapelas de alto nivel para arrojarle mierda a quienes filtraron fotos de Ingrid, víctima de feminicidio, que no puede sino llenarnos de terror e indignación, y a quienes siembran el rumor de que el asesino podría salir libre.
A ver, repitan conmigo: en este mundo matraca, nadie de cagar se escapa y hasta la más fífí o chairo del reino hace su bola de caca.
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@jairocalixto
