Por supuesto, la idea de que un grupo de priistas encabezados por Eruviel Ávila y Alejandro Murat se quieran unir a la candidatura de Claudia Sheinbaum hace que muchos morenistas y lopezobradoristas prendan las alarmas y desplieguen las banderas rojas. No solo porque son priistas que no encontraron espacios de atraco en despoblado con Alitititito Moreno, sino porque las experiencias previas de Kinky Téllez y Germy Martínez, que traicionaron peor que Judas al movimiento, generan lógicamente ciertos grados de sospechosismo.
Como que se piensa que el pragmatismo, como el encaje, es bonito pero no tan ancho. Cuando personajes que dan repelús como Eruviel, entre otras cosas por sus nexos con el Grupo Atracomucho, que no es poca cosa. Y de ahí pa’l real, porque ni Murat ni JC Marín representan, ni mucho menos, a los sindicatos de las Peritas en dulce ni de las Hermanitas de la caridad.
Ya lo que sí parece una prueba de ácido es que Claudia haya invitado a su campaña a Sergio Mayer que, en su momento, también dio el kinkytellazo azo azo.
Yo, en lo personal, creo que esta gente con un pasado tan dudoso puede ser recibida sí y solo si cumplen con ciertas condiciones. Número uno, que se aprendan y canten en público “La Internacional” a todo pulmón, como si fuera del tal José Alfredo. Número dos, que saquen de su nada escaso peculio sus buenos recursos para donarlos a los damnificados de Acapulco, mientras le reclaman a los gritos a la ministra Piña y a la tremenda Corte por codos y hacerse roscas con sus pinchis fideicomisos.
Número tres, que se les coloquen en salva sea la parte algún tipo de aparatillo para que en el momento en que vayan a voltear bandera, dar esquinazo o querer sacarle provecho a una situación, desde un control remoto se mande la señal para que les aprieten las nueces en reprimenda por pasados de lanza.
Número cuatro, que se declaren enemigos de la dinosauriza derechaira y que desde sus archivos saquen a pasear datos, evidencias e información que contribuyan a encuerar y poner a parir chayotes a gente de mi licenciado Peña, Vicente Vox y el ex presichente Calderón. Y número cinco, cuando menos una acre criticadita a la candidata del frente marchito; me dio hasta ternurita cuando en entrevista con Ciro Gómez Leyva éste le explicaba que las encuestas no la favorecen para nada y ella respondió que 18 o 20 puntos no son nada. Las risas no eran grabadas.
Siempre inauténtica, nunca auténtica.
