Es difícil saber qué voces resultan más simpáticas y agradables en estos momentos para sentirse relajado y con algo de alegría y buen humor, Denise Dresser, Lily Leddy Téllez, el subjefe Diego o Jelipillo Calderón (su libro debería llevar un subtítulo “Funerales a domicilio, llame, nosotros vamos”) que aunque en el fondo dicen las mismas cosas, el impulso electromagnético que generan te lleva necesariamente a desear que te llegue una invitación a una de esas fiestas covid-19 en su versión más hard core.
Algo tiene su discurso que necesariamente te lleva a ponerte como el Thanos de Tlajomulco, Kike Alfaro, y el alcalde de Monterrey de lógica también huarachuda, y arrancarte cubrebocas y mascarillas, cambiar el gel por agua de Tlacote y volver a la normalidad más normal posible valiéndonos queso cualquier riesgo de contagio y esas cosas que en realidad son el nuevo Coco, una invención fallida para asustar de manera fallida a los espíritus verdaderamente libres.
Es una verdadera bendición que estos personajes de fiereza fundamentalmente teatral, iluminen el camino de estos pobres ciegos sin cuya nada cursi ni derechosa elocuencia estarían más que perdidos, casi tanto como Karla Luna sin el apoyo moral y espiritual de Karla Panini y Américo.
Con el apoyo del Mago Frenk, Pepillo Narro (es como el Pepillo Origel de los hospitales abandonados, con perdón de Pepillo Origel), Chernobilinskikinski, esto es lo que podríamos llamar una nueva Operación Berlín, pero en su versión 9 Bis, que es la dirección de El Patio, el congal de los grandes artistas de la intelectualidad orgánica pero nunca orgásmica.
Son nuestros nabuconosodores derechosientos de la profecía esperada. Bueno, cómo estará la cosa que hasta defendiendo a Aristegui en una batalla contra Notimex, en un acto cómico-fársico-musical. Milagroso que los eternos jeiters de Aristegui haya devenido en carmenliebers.
Es bonita la narrativa de estas lindas personitas, reforzada en su parte más elemental, zoológica y guarra por Jorge Perry, Javier nada Lozano (desde que lo corrieron los de la Coparmex lo veo muy agüitado, pobrecito), los mellizos Castañeda y varios próceres más, porque normaliza el deseo de sus cinco lectores por acudir a la histeria colectiva como método de autoayuda y superación personal. Con la paranoia inducida que te hace ver gente muerta, ¿para qué queremos vacuna contra el covid-19?
[email protected]
@jairocalixto