Veo que el kilo de diputado perredista está más abajo que en los tiempos de la Reforma Energética, pues el PRIcámbrico temprano se hizo de cuatro en un ofertón de agosto al costo para lograr llevar a Dulce María DinoSauri a la presidencia del Congreso como para ir imaginando el extraño retorno del Jurassic Park tricolor.
Imagínense mi asombro al saber que todavía existían diputados perredistas, la verdad pensé que gracias a las buenas gestiones de los Chuchos era una especie en más peligro de extinción que la vaquita marina.
Hay que reconocer que en los tiempos en que Luisito Comunica (influencer que influye en seres de baja autoestima) publica pendejadas misóginas y sexistas y le aplauden los adictos al perreo reguetonero, suena un poco demodé que resuciten a estos personajes que ya sabemos lo que hicieron en los sexenios pasados. Digo, está bien que se encontraron restos de mamuts milenarios en las inmediaciones en Santa Lucía, pero no es para darle todo el poder a los hombres y mujeres de Tepexpan.
Entiendo que cualquier esfuerzo era poco con tal de que Fernández Noroña, el rey de la estridencia que es capaz de el odio y rencor de todos los sectores (más cuando les dio entrada al PT a dos impresentables, Toledo y Serano), no llegara a presidir la Cámara de Diputeibols, pero no estoy seguro de que sea tan buena idea dejar que, en nombre de cierto puritanismo democrático, los choznos de don Plutarco muevan la patita cuando ya se los estaba cargando el payaso.
Pero las cosas no estaban escritas en piedra y justo cuando la DinoSauri iba muy oronda a ocupar el puesto, le dieron vajilla al no alcanzar la mayoría necesaria. Pobrecita. A lo mejor de último momento algunos diputados morenistas se acordaron de que la doña pertenece al partido de las estafas maestras, los atracos en despoblado, los agronitroenajenados, el huachicole... y que acaban de detener a uno de los grandes vivales que fue parte del show, Gerardo Sosa Castelán, presidente del patronato de la Universidad Autónoma de Hidalgo, en cuyas cuentas circularon cantidades que hubieran envidiado los senadores panistas del Lozoyagate. A ver si este personaje no canta más rápido y entonado que Chayito Robles.
Secretamente pienso en las caras de Romero Hicks, Alito Moreno y el Chucho Zambrano cuando por lo pronto se les cayó la toma de la mesa directiva y me río como el perro Patán, camarada de Pierre Nodoyuna.
@jairocalixto