Pues todo indica que la falsa Xóchitl que se escabulló de las protestas de los migrantes y los mexicanos en Nueva York, representa totalmente a la verdadera Xóchitl que nada más fue a hacer panchos y estropicios a la Gran Manzana. Hay suficiente sustancia informativa como para saber que los paisanos en el otro lado la ven con reticencia, sospechosismo y repeluz.
Y en vez de hablar con sus críticos para establecer un diálogo (es lo malo de la campaña con teleprompter), la señora Gálvez prefirió hacer sus numerazos en espacios controlados, a modo, como siempre. La foto de ella con un grupo de estudiantes privilegiados, en vez de con migrantes y trabajadores, habla por sí sola. Para eso mejor se hubiera ido al Tec.
Bueno, Lady X se plegó de inmediato a las condiciones del Tío Sam, le aseguró que no tendría relaciones con países comunistas, que pensaría como Zedillo y casi casi que iría a apoyar a Netanyahu. De los paisanos, amenazados por las políticas pinochetistas de Biden-Trump, perseguidos y de los gobers preciosos republicanos, particularmente el maníaco de Texas, mejor no habló.
Prácticamente fue a acusar a López de hasta ser un mal narco porque no está a la altura de García Luna productions, el primo hermano del ex presichente Jelipillo-iberdrolillo.
Lo bueno es que siempre para resolver las cosas está Maxi Cortázar que, para contrarrestar las manifestaciones, se le ocurrió llamarlos acarreados y poner a X a acusarlos de resentidos, como si su candidata no fuera capaz de atraer solita críticas y gritos. Algo que solo se puede comparar con el tonito de Anabel Hernández, diciéndole a JulioAstillero desde su yo-yo infinito que ella tiene toda la razón, que tiene las pruebas pero que son suyas y de nadie más. Seguramente Anabel encontrará el apoyo vigoroso de Aristegui & Dresser que se parecen tanto a Loret que no pueden engañarnos.
Lo más chistoso fue el tuit de la Rabadán donde alegaba que, mientras Xóchitl anda triunfando en Nueva York (no se rían), Claudia Sheinbaum estaba escondidita, cuando, perdón, la que tuvo que disfrazarse, usar señuelos para “engañar a los migrantes” fue su diosa de la Casa Roja.
Y luego, en vez de medio congraciarse con sus exégetas de los newyores, les dijo mariquitas, les dijo mandilones, les dijo la vestida. Así no se pinchis puede.
Solo le faltó decir a Lady, como mi Anabel Hernández, tengo las pruebas pero no las quiero mostrar.
Eso sí, la falsa Xóchitl es en realidad la verdadera Xóchitl.
