2020, ¿año maldito, año horribilis? No solo hemos pasado las de Caín, Lozano y FRENAAA, y todavía tenemos que soportar que la película Nuevo Orden, de Michel Franco, donde los pobres se transforman en zombies comunistas, cubanizados y sovietizantes, que van a por la gente bonita y de bien, mirreyes y lobukis que ahora mismo se estarían afiliándose a Sí por México, no fue elegida para representar a México en la lucha por el Óscar. Y en cambio, estas autoridades que deben estar muy aturdidas por el marxismo-leninismo, eligieron a Ya no estoy aquí, un filme profundo, provocador, férreo y alucinante de Fernando Frías, que se abisma en el corazón de la cultura cholombiana de Monterrey, a través de la historia de un personajazobarriobajero, prácticamente extraterrestre, que a través del vallenato híper rebajado de bits, avanza por un mundo bárbaro a pasito tuntún.
No se vale. La de Franco era como si a los de Kafkapulco Shore los arrastraran al infierno de la lucha de clases sin lucha de clases sino como revanchismo de los resentidos sociales, y merecían su premio y su aplauso. Lástima que haya preferido esta otra historia del suburbio y sus contraculturas, de los abismos que se habitan más allá de las burbujas sociales y las zonas de confort enanoburguesas y clasemedieras, allí donde se escuchan los ecos machucados de la kukukukukumbia.
Seguramente fue esta malvada decisión la que llevó a Gustavo Madero a irse a echarse unos tragos de aguarrás con sus contlapaches panistas, sin ningún tipo de distanciamiento social, al ritmo de “¡Ánimo Montana!”. Y pensar que hace poco veíamos a este notabilísimo político derechoso tirado en el suelo para protestar contra el manejo del gobierno en torno de la pandemia y luego lo vemos ahí buscando el peligro. Pero así son los panistas de cotorros, que viven en el siglo de las pocas luces. Ahí está Alfacho, Alfaro, que anuncia que en enero habrá clases en las escuelas de Jalisco, atiborrado de coronavirus, que no me chingue.
Así cualquiera se tira al vicio y a la perdición, covid no les faltará. La culpa debe ser de López Gatell.
La que quisiera hacer lo propio es Chayito Robles ahora que su García Luna Productions, Emilio Zebadúa, ya declaró que lo de la Estafa maestra de su Jefa, Videgaray y mi licenciado Peña, apañó recursos de la Cruzada nacional contra hambre, para desviarlos a cuestiones electorales que, al final, valieron madres. Tanto chanchullo para nada.
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