¿Quién habrá estado más solo con su soledad, solo con sus sentimientos, Sammy García cuando lo dejaron cual llanero solitario en el debate por la gubernatura de Nuevo León, o Cabeza de Buey cuando salió pitando en cuanto fue informado que la FGR tenía una orden de aprensión en su contra por ser, fundamentalmente, un viejo nada probo cuya fortuna es muy probable que uñas señoritas se la regalaron?
Difícil de saber, porque ver ahí abandonado cual tiliche al candidato hecho en el infierno fosfo fosfo de Dante Delgado, fue muy conmovedor; más aún porque entre más se esforzaba por ser brillante, a leguas se veía que estaba perdiendo el debate. O sea, los organizadores trataban de ayudar a su campeón con preguntas fácilonas (basadas en el estilo periodístico que Carlitos Loret dejó en calidad de impronta cuando entrevistaba a los miembros de la Loca Academia de Javidús y gente buena de la talla de Lozoya Lozoyita) “¿Verdad que es usted, don Samuel, un ser de luz y de color, bello, velludo, velludito, que vendrá a salvarnos a los regios del naquerío?”, y el pobre muchacho jugaba peor que el Chicharito Hernández. Si le hubieran puesto un bulto como los del Canelo, capaz que este le ganaba por nocaut.
Lo de Cabeza de Buey tampoco es fácil. Sobre todo porque se sentía intocable y hasta más bonito que ninguno, pero cuál no sería su sorpresa cuando supo que lo querían agarrar los sheriffes al estilo americano. Y peor aún, que sus compinches no hubieran reaccionado para apoyarlo más que soltando sus hordas de horcos robóticos que, luego luego, me lo querían poner al nivel de perseguido político, como si fuera el José Revueltas ignaro y ultraderechoso. Hasta el momento de redactar estas líneas, no habían salido a hacerle el paro ninguno de sus carnales como el expresichente Jelipillo que se anda peliando con los de MC que lo llaman retrógrada (casi un elogio), Javier Lozano o Gil Zuarth, a menos que lo tuvieran escondido en sus palacetes. O que le anduvieran consiguiendo un kibutz en Israel, la tierra prometida, con gente buena, santa y pura como Andy Roemer y Tomás Sembrón.
También tengo la teoría de que Pancho Javier ya sabía que iban contra él y que se fue en superfriega a pedir posada donde siempre lo tratan bien, la ConcacafINE y Mexicanos contra la Corrupción.
A lo mejor todo esto es en realidad “cosas de huercos” como diría el propio Cabeza de Vaca y está escondido en una botarga de la Vaquita Alpura.
Jairo Calixto Albarrán