No hay mejor manera de demostrar que estás en contra del pensamiento único y uniforme, la autocracia y el sectarismo ideológico que organizando un Foro por la Libertad de Expresión en la Universidad de Guadalajara donde, salvo honrosas excepciones, todos son uno mismo. Luchar contra el sectarismo siendo sectarios, atacar al comunismo primitivo armando tus mesas como si fuera una asamblea del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, es uno de los grandes logros de este encuentro al que yo le llamaría de manera general, excluyendo la participación crítica de Julio Hernández López, Julio Astillero para los cuates, como el Nuevo Manual del perfecto derechairo latinoamericano. En claro homenaje al viejo Manual del perfecto idiota latinoamericano donde Álvarito Vargas Llosa demuestra su díazordacismo echeverriano voxista.
Algunos dirán que este encuentro, donde se analiza la libertad de expresión en México con rigor ultraderechoso por los de la “Eh, la BOA” y el Krauzismo sin atributos, se trata de un ejercicio autocomplaciente y hasta onanista bajo la tutela de un personaje cuya defensa del capitalismo salvajemente grupero no la haría ni Donald Trump: Mario Vargas Llosa, que hace ver a los Fujimori como unos demócratas.
El problema, diría Arjona, no es el problema de la libertad de expresión en México sino que parece absurdo que debatan acerca de algo que en su calidad de miembros del sectors opositors pueden ejercer sin que les den una calentadita en Tlaxcoaque o les cierren el changarro o los amenace el Secretario de Gobernación como en los viejos tiempos. Es raro que un grupo lindo de personas estén tan preocupadas por la libertad de expresión sin que haya nadie, ni un policía de tránsito, que los reprima, entambe u amenace. Cuando el propio Vargas Llosa definió a México como “una dictadura perfecta” Krauze y Octavio Paz lo querían meter a Lecumberri, el gobierno mexicano casi le aplica el 33 y tuvo que salir por patas; ahí sí tenía sentido de discutir la libertad de expresión.
En ese sentido, pienso en aquellos periodistas, intelecuáles y comunicadores que antes iban en peregrinación a Los Pinos sin derecho a disentir, y que hoy pueden mentar madres y fake news y rencores en modo multiplataforma hacia Palacio Nacional sin temor a represalias.
Espero que al vargallosismo lillitelliano nunca le digan que Jesús tenía ideas socialistas, capaz que quitan sus imágenes de los templos.
Jairo Calixto Albarrán
@jairocalixto