En la Federación Mexicana de Futbol han puesto el cártel de Nos Reservamos el Derecho de Admisión y la próxima semana los dueños decidirán qué hacer con la plaza del descendido Lobos BUAP. La crítica fácil es cuestionar a la FMF. Más aun cuando el hoy ex vocal del Patronato de los licántropos salió a declarar que ya habían reunido los 120 millones de pesos.
A esto hay que sumar que en los últimos meses se ha desatado la tormenta perfecta con los vaivenes de abolir el descenso, la no certificación de los equipos que disputaron el ascenso, la cuota para permanecer en Primera División y ahora la aprobación requerida para, previo pago de cuota y garantía de viabilidad operativa, reintegrar al descendido.
El caso es más complicado que juntar dinero de una empresa ‘privada’ y pagar una cuota. Los recursos se deben transparentar, ya que hay que recordar que las nuevas normas de la FMF establecen que, en el presupuesto de un club, el dinero público no debe exceder del 15 por ciento. La BUAP es una institución pública con un presupuesto de 3 mil millones de pesos. Solo por detrás de la UNAM en cuestión de financiamiento público, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla gasta alrededor de la mitad de esos recursos en su gasto corriente.
Con este monto de financiamiento es comprensible que la FMF sea cauta con las universidades y sus patronatos. Especialmente con el antecedente de la Estafa Maestra de este sexenio.
Por ello, el primer paso que analizara la federación y el comité de dueños es cómo financió el Patronato de la BUAP el paso de los Lobos por la Primera División nacional.
El modelo de negocio licántropo no es tan claro. Se pasaron casi todo el Apertura 2017 sin ingresos por derechos de tv, ni sus entradas ni sus precios eran significativos, mientras que sus patrocinios no eran nada fuera de lo común.
Hay que recordar que la federación estableció esos 120 millones, pero también requiere entender que se cuentan con otros 180 mdp para operar.
Eso es lo que cuesta tener un equipo de Primera División en México temporada tras temporada.
Es un club de ricos y la membresía tiene un costo anual de 300 mdp. Esa es la realidad y por eso sus socios son los que deciden quién entra a ese selecto grupo.
Además, la Federación Mexicana de Futbol garantiza el pago de nóminas, por lo que está en todo su derecho de asegurarse de la solvencia de sus equipos.
Entre las decisiones que esos miembros han tomado es alejar el balompié nacional del financiamiento público y con ello evitar una transferencia de valores negativa por estar inmersos en el caudal de corrupción de este sexenio.
Algo totalmente comprensible considerando a todos los gobernadores estatales imputados en los últimos años.
Los mexicanos estamos hartos del saqueo a nuestra nación y tanto los dueños como la FMF entienden que sin afición no hay futbol; era momento de tomar la difícil decisión de tomar distancia de la corrupción y eso no puede criticarse.
Como tampoco puede cuestionarse que el organismo rector del balompié mexicano y quienes lo sostienen tomen un tiempo razonable para analizar la procedencia de los recursos; incluso, después de otorgar al Patronato licántropo el beneficio de la duda durante un año.
Los números no mienten y es difícil entender que el Lobotón emprendido para reunir recursos recaudó 50 mdp.
Para referencia, en un estado tan importante como Nuevo León, durante un año típico 2016 (hay que recordar que el sismo de septiembre hizo del 2017 un caso único), la Cruz Roja con su tradicional colecta recaudó 19 mdp.
Por todas estas razones, la federación y Liga Mx hacen bien en garantizar el origen de los recursos y están en todo su derecho para ello; la Premier tiene el fit and proper test para situaciones como ésta y los equipos que no cumplen con la prueba, no pueden competir en esa Liga.
En lo personal, me parece mucho mejor la depuración de nuestra Liga que describí la semana pasada, a la alternativa de seguir usando nuestros impuestos para financiar proyectos de equipos llenos de cuestionables fichajes extranjeros; esto bajo la vil premisa de “al pueblo, pan y circo”.
No se puede criticar un proceso de auditoría de los recursos ofrecidos, eso solo demuestra un doble estándar de quién ataca.
Más bien se debe aplaudir la firmeza de la FMF, encabezada por Yon de Luisa; la Liga Mx, dirigida por Enrique Bonilla, y los dueños que pagan las dos fiestas anuales de nuestro balompié sin financiamiento público.