Cultura

Notas para una nueva propaganda

  • Ruta norte
  • Notas para una nueva propaganda
  • Jaime Muñoz Vargas

En tiempo de campañas electorales siempre me sorprende la fachendosa y hueca reciedumbre de la propaganda. 

Todos los candidatos son el súmmum de la virtud, los animales políticos más competentes y dotados para sacar al moribundo buey de la barranca. 

Pero algo me hace ruido: la reiteración hasta la saciedad de los mismos clichés icónicos y textuales. Ningún candidato sale serio, como si sonreír fuera esencial en toda cara nacida para el accionar político. 

¿Por qué no un gesto serio, tranquilo, relajado, en vez de las ubicuas sonrisas de esos rostros en eterno y simulado disfrute de un buen chiste? 

No sé. ¿Y por qué, también, esos eslóganes que parecen el mismo resumidero semántico de siempre? Tampoco lo sé.

Propongo, pues, dos variantes. Para las fotos, bocas en las que no se vean los dientes, un poco al estilo de la Mona Lisa, como imágenes de la serenidad. 

Para los textos, eslóganes que digan algo diferente. 

Me detengo aquí a citar unas cuantas frases imaginarias, un poco para ejemplo de lo que podría ser una leyenda política al margen de las rutinas y los convencionalismos al uso.

—“Por un gobierno infalible”. Esta leyenda refleja una gran seguridad, la certeza absoluta de que no se cometerán errores, de que el titubeo no va con el usuario de la frase.

—“¡Ya estuvo suave!”. También populachera, es una frase taxativa, terminante. Es como un golpe a la mesa y con el puño cerrado, la última palabra antes de proceder a la inevitable transformación de la realidad.

—“¡Robaré muchísimo menos!”. Esta parece políticamente suicida, pero el electorado no es tonto y suele agradecer la sinceridad. 

El adverbio superlativo “muchísimo” permite apreciar no tanto la posición de quien enuncia, sino la de los otros políticos que presumen probidad y roban “mucho más”.

—“Azote de la corrupción”. La frase encara de frente, sin ambages, uno de los más arraigados problemas de la realidad nacional. Convertirse en látigo de los corruptos será siempre bienvenido por la ciudadanía.

—“Echémosle ganas”. El verbo “echar” es de raigambre callejera y llegadora, como en “echar un taco”, “echar una jeta”, “echar una meada”. 

En este caso, el eslogan se ciñe a las corrientes de autoayuda hoy tan de moda, al pensamiento “echaganista” que lleva a las personas a creer que con un simple cambio de actitud (“echarle ganas a todo”) pueden modificar el entorno.

—“Formemos el cártel de la bondad”. El maniqueísmo informativo de los años recientes ha dividido a las personas en “buenas” y “malas”. Así pues, nada como configurar un cártel con personas de bien, con ciudadanos responsables y serviciales. 

Todos querrán sumarse a esta poderosa confraternidad.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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