Llegó a su fin la primera etapa de las giras de precandidatos —incluidas las féminas— a la presidencia de México. Parece que la disputa por la “silla” será entre dos señoras. Por el lado del autonombrado Frente Amplio por México hoy queda definida la candidata. Una de ellas representa lo que ellos llaman experiencia, si acaso experiencia significa militar durante 50 años en el partido que durante siete décadas representó lo más decadente de la política nacional. De ser así, tienen razón. La señora Paredes tiene experiencia. Ella fue presidenta nacional (2007-2011) cuando la corrupción priista estaba en su apogeo.
Quienes la “destaparon” no quieren ver que los mexicanos sienten un desprecio mayúsculo por ese decadente instituto político y todo lo que emana de él. Jamás podrían impulsar un programa conveniente para el México contemporáneo aplicando las mismas recetas que aplicaron durante sus 70 años de dictadura. Les falta visión para identificar que un enorme porcentaje de electores está compuesto por gente de menos de 50 años.
Con sus 70 primaveras a cuestas, la señora Paredes no tiene nada que hacer como presidenta de México. Pero no adelantemos vísperas, hoy sabremos cómo quedó el marcador entre las dos féminas frentistas.
En el lado opuesto se encuentra una humilde flor silvestre apoyada por las cúpulas empresariales (léase la extrema derecha nacional). Dicha flor ha despertado un sinfín de expectativas en la oposición. Es tanta la exaltación, que no se han dado cuenta que no tiene cimientos políticos sólidos. No es de derecha ni de izquierda. De hecho no sabe para dónde jalar, aunque se declare socialdemocracia inclinada hacia la izquierda.
Los frentistas la han sobrevalorado. Ella pretende que los mexicanos —incluidas las féminas— crean que es vanguardista debido a su actitud populachera y campechana sustentada en vestimenta y léxico folclóricos. Cuando habla incluyeun rosario de majaderías. No se ha dado cuenta, o nadie se lo ha hecho ver, que ese estilo vulgar de expresarse la degrada.
Colofón
Hoy es el gran día para estas dos aspirantes (aspirantas, diría Fox). Una de ellas se irá a su casa, la otra enfrentará una carrera de obstáculos rumbo a las elecciones del 2 de junio de 2024, donde el objetivo será seducir a las mayorías con propuestas serias para conquistar el voto de los electores. Anoche, cuando escribía este texto, la moneda estaba en el aire. Hoy sabremos quién de las dos se sacó la rifa del tigre.