Recientemente un amigo mío me dijo que en mis columnas siempre “hablo mal” de la señora cuyo nombre traducido del náhuatl al español significa flor. Le agrego el adjetivo silvestre para describir su personalidad rústica. Le aclaré a mi amigo que en mis columnas señalo su “florido léxico” saturado de majaderías, ella es la que las expresa, yo solo lo refiero.
He destacado en mis textos su vocabulario altisonante, sus tropezones lingüísticos, su desmesurada verborrea. Describirla textualmente es hacer un retrato realista de su extravagante personalidad, no más.
A partir del día que flor silvestre fue designada precandidata para la presidencia de México, afloró su popularidad apoyada en su patética biografía colmada de miseria y privaciones durante su infancia y adolescencia. Según ha narrado en docenas de entrevistas, siendo niña se vio forzada a vender gelatinas en la plaza de su pueblo natal para sacar adelante a su familia.
Esa conmovedora y tierna historia de “superación personal” coincide, en cuanto a su engañosa estrategia, con aquel romántico cuento de hadas, en la que un apuesto gobernador mexiquense se enamora de una actricita de poca monta, la corteja y se casan. Ese romántico cuento telenovelesco catapultó al donjuanesco góber a la presidencia de México a pesar de sus múltiples y evidentes deficiencias para gobernar. El catastrófico desenlace de ese falso cuento es bien conocido.
Sugerencias para flor silvestre
Para aspirar a una posición de altura y no enseñar el cobre debe comportarse con decencia. Debe actuar dignamente en cualquier situación. Debe mesurar su verborrea. Su conducta debe regirse por normas y valores. Su trato debe ser respetuoso y educado. Por más que sienta que están por aflorar sus atávicos instintos silvestres debe controlarlos.
Es nuestro deber exigirle a la señora que se dé una pulidita para que en el hipotético caso de que cuajen sus aspiraciones de llegar a la presidencia, actúe decorosamente cuando nos visiten dignatarios extranjeros, y cuando participe en eventos políticos y diplomáticos que reclamen decoro.
Colofón
Durante su campaña, flor silvestre debe entender que nuestro contexto nacional ha estado marcado por circunstancias de encono y polarización. En su beneficio, su campaña debe ser propositiva. Su estilo pendenciero y crítico no contribuye a la concordia. Ella debe entenderlo. La presidencia de la república requiere ecuanimidad, madurez, seriedad, entrega, compromiso y visión de estadista.
