Adolescente, adoptado, acaba de reencontrar a su “padre” y le han diagnosticado cáncer. El panorama no podía ser, al parecer, más desalentador; sin embargo, en Tierra océana nos encontramos con una historia muy singular, que evita las situaciones lacrimógenas y habla, aunque sea difícil imaginarlo, del amor a la vida.
Escrita por Daniel Danis, uno de los muchos dramaturgos canadienses que han llegado a la escena mexicana gracias a la persistencia de Boris Shoemann, Tierra océana cuenta una historia conmovedora, fuerte, desgarradora, pero al mismo tiempo llena de esperanza, de ilusiones y de amor.
Como en otras ocasiones, en esta Boris traduce y dirige el montaje que es, sin duda, una muestra de los nuevos rumbos de la dramaturgia en el mundo entero, en el que se rompen los géneros, pero también las formas de articular el discurso, la anécdota…
Una pareja canadiense adopta un niño inmigrante; al poco tiempo ella abandona al marido por otro hombre y huye llevándose al pequeño. Años después, ya convertido en adolescente, ese “hijo” regresa con su “padre”, pues le han diagnosticado una enfermedad terminal y la “madre” no quiere cuidarlo.
Insisto que la premisa puede rayar en lo trágico; sin embargo, el tratamiento que autor y director le dan la hace no sólo divertida, sino incluso esperanzadora.
Una vez más, Shoemann entrega un trabajo impecable, pulcro, creativo, lleno de matices, disfrutable de principio a fin. Cada uno de los elementos implicados (luz, escenografía, diseño sonoro) han sido cuidados milimétricamente y embonan perfecto en un sencillo, pero muy armónico y conmovedor montaje.
Evidentemente gran parte del mérito es del brillante elenco que logra lo más (en realidad el todo), con el mínimo de recursos, pero el máximo de talento. Bravo a Antón Araiza (excelente como siempre), a Emmanuel Lapin (muy bien), y al escritor Francisco Hinojosa, quien se lanza aquí a la aventura de actuar, con muy solventes resultados.
Como bien dice el mismo Boris en el programa de mano, muchas (cada vez más) son las personas que tienen cerca a alguna víctima del cáncer. A todos ellos, en realidad a todo mundo, le conviene y le encantará ver este montaje.
Tierra océana se presenta los domingos en la pequeña sala Novo, en la calle de Madrid 13, en el corazón de Coyoacán.
‘Tierra océana’
- Tras bambalinas
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Hugo Hernández
Ciudad de México /