Política

Paul de Kruif: Los cazadores de microbios y la esperanza de existir

El bacteriólogo y médico publicó su libro en 1926, y se ha convertido ya en un clásico de la historia de la ciencia que nos remite a las vicisitudes de esos investigadores de microorganismos que en muchos casos no les importó arriesgar su propia vida.

Por siempre hemos necesitado de una esperanza para sobrevivir, los cazadores de microbios han cubierto ese anhelo, ese estado de fe y ánimo por algo que se desea con ansias y que ellos consiguieron para darle calma a la humanidad en algunas de las enfermedades que nos azotaron por siglos.

El libro Cazadores de Microbios, publicado en 1926 por el bacteriólogo y médico Paul de Kruif, se ha convertido ya en un clásico de la Historia de la Ciencia que nos remite a las vicisitudes de esos empeñosos investigadores de microorganismos que, para alcanzar sus metas, en muchos de los casos no les importó su vida o la familia.

El texto lo hemos enmarcado en el género de Ciencia Novelada porque no sólo vemos los descubrimientos de manera fría y esquemática sino que vislumbramos a humanos luchando día a día contra sí, la sociedad o adversarios científicos, todo, tras sus ideales. Al mismo tiempo los conocemos exteriorizando varias de sus controversiales personalidades.

Cuando hablamos de Ciencia Novelada debemos pedir que no se le confunda con Ciencia Ficción, ya que ésta razona de forma magistral lo que puede lograr la ciencia en mundos imaginarios y en la novelada vivimos sucesos que acontecen en la realidad. Por eso lo que aquí presenciamos son científicos de carne y hueso y que en todo caso podemos aceptar algunas especulaciones de la vida de quien se habla porque el escritor quiere amenizar la lectura, pero que esto nos lleve a pensar que es ficción, sería una mentira.

El libro inicia con quien, si no hubiera pulido y pulido lentes y fabricado sus propios aparatos, el mundo microscópico hubiera tardado tiempo en descubrirse, nos referimos al holandés Anton van Leeuwenhoek, 1632-1723.

En tiempos de este héroe (que tristemente hoy pocos conocen y al que debemos otorgarle un nombre o un sitio no como un cráter o asteroide sino que se pronuncie todos los días en el mundo para enaltecerlo) se creía que las enfermedades las ocasionaban demonios perversos: “Las paperas son provocadas por el maligno espíritu de las paperas que invade al enfermo.” En este contexto descubrir unos “despreciables bichejos” como él los llamaba, debió haber sido todo un suceso. Siendo otro, jamás hubiera puesto los ojos en los hijos del demonio. Pero no fue así, era tanta su curiosidad que investigó el sarro de sus dientes: “Tengo en la boca una casa de fieras”, los charcos de agua podrida e incluso su excremento, encontrando en todos, lo que hoy llamamos microorganismos. Los mismos que en el tiempo pudimos ver que pueden ser fatales o benéficos para plantas, humanos, animales o la industria.

Una vez abierto el mundo microscópico, gracias a este innato investigador, los sabios siguientes: Robert Hooke después de observar láminas de corcho nos da el nombre de Célula (del latín Cellula, celda) porque se parecían a las celdas de los conventos. Lazzaro Spallanzani, dice que “Los microbios nacen de los microbios” echando abajo la Teoría de la Generación Espontánea e hirviendo substancias demostró que se detenía la descomposición. Robert Koch nos enseña que los microorganismos son los causantes de las enfermedades y descubre los bacilos que causan la tuberculosis y el cólera. Louis Pasteur nos entrega la pasteurización y la vacuna contra la rabia. Emilio Behring y Emilio Roux descubren la antitoxina que acaba con la difteria que mataba niños. Elías Méchnikoff localiza los fagocitos, células de la sangre que eliminan partículas nocivas en el organismo. Ronald Ross y Battista Grassi descubren que el paludismo o malaria lo transmiten mosquitos Anopheles (hembras). Paul Ehrlich halla el primer método eficaz contra la sífilis.

Todos ellos montados en la investigación científica le han aportado a la humanidad diferentes procedimientos que nos han permitido seguir viviendo y hoy, como en el pasado, esperamos con ilusión que los actuales cazadores de microbios encuentren pronto la cura para la enfermedad COVID-19 (coronavirus disease 2019) que nos aqueja.

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Hugo G. Freire
  • Hugo G. Freire
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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