En los supermercados de México se volvió común observar que los alimentos procesados ostenten un etiquetado que advierte a los consumidores sobre el exceso de grasas, carbohidratos o azúcares añadidos que pueden repercutir en la salud.
Para que ese etiquetado exista se requirió de una larga negociación con la industria y de una fuerte presión de organizaciones de la sociedad civil a fin de que las autoridades mexicanas aceptaran modificar las normas oficiales de etiquetado. También fue de gran ayuda que tanto la Organización Mundial de la Salud como la Secretaría de Salud y hasta el IMSS se sumaran al cambio de etiquetas.
La experiencia chilena fue básica. En Chile ese cambio ocurrió años antes y tras su implementación cayeron los índices de obesidad y sobrepeso entre la población. Le siguieron otros países como Uruguay, Perú, Colombia y México.
Ahora, de nuevo Chile se vuelve ejemplo a seguir con el etiquetado vehicular de seguridad vial.
David Ward, presidente de la organización dedicada a la seguridad vial GlobalNCap, adelantó que ese país va a poner en práctica el etiquetado automotriz, algo que ya practica en Estados Unidos la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, con un sistema de estrellas que le indican a los compradores el nivel de seguridad del auto que están por comprar.
En México las normas oficiales de seguridad no solo son laxas sino que tienen un atraso de décadas. Un ejemplo es la NOM 194 que está por publicarse y por primera vez incluirá la obligación para todos los vehículos de contar con el Control Electrónico de Estabilidad (ESC), pero será hasta 2028 por presiones de la industria y con la anuencia de la Secretaría de Energía. En Chile es obligatorio desde 2021.
La Organización Mundial de la Salud declaró a los siniestros de tránsito como un problema grave de salud a nivel mundial, por lo cual sus países miembros, como México, están obligados a buscar mayor seguridad en sus vehículos, pero no lo está haciendo como debería.
Chile, en cambio, aprobó desde hace tres años la Estrategia Nacional de Seguridad de Tránsito 2021–2030, que busca reducir en 30 por ciento las muertes viales para 2030, ahí queda respaldada esta decisión del nuevo gobierno que encabeza Gabriel Boric.
Ward se ha quejado de que la industria en México, en particular la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, “esté constantemente demorando tecnologías que podrían salvar vidas”.
“Lo que sería muy útil es que México replique lo Chile va a hacer: introducir una etiqueta obligatoria, a nivel de Ncap para que cada consumidor pueda conocer los diferentes desempeños y tener el vehículo más seguro que su dinero pueda pagar”, dijo en Washington la víspera.
Un estudio del BID, la Universidad de Chicago y la Cepal señaló desde 2018 que seis países de Latinoamérica -Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, México y Uruguay- podrían salvar hasta 60 mil vidas al año si aplicaran las normas de seguridad vial de la ONU y el etiquetado de seguridad de Latin Ncap.
Chile ya lo hará, esperemos que el resto se sume pronto.
Héctor Zamarrónhector.zamarron@milenio.com
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