Este fin de semana se estrena la cuarta y última temporada de la serie de HBO conocida como Succession. En ella se retrata la vida de una enviciada familia plutocrática que lucha por el poder que dejará el patriarca, un magnate septuagenario con problemas de salud severos.
En ella se pueden ver los defectos más que las virtudes de cada uno de los aspirantes al poder. Primero, el primogénito: un bueno para nada que ha vivido a la sombra del padre sin mucho talento pero si enormes escándalos. Este personaje pretende tener una posición ante las cámaras y la frivolidad más que la búsqueda de la primera posición. Sabe que no puede llegar pero juega a que tiene un chance.
Luego se encuentra la hija. Inteligente, estudiada y con fuerza propia dentro de la serie hasta que ve que si tiene posibilidades de conquistar el primer puesto. A partir de ese momento se mimetiza con el padre y reniega de sus posiciones políticas para convertirse en un reflejo torpe del líder de la manada. Sin alma y con el carisma arrebatado por la ambición, finge una relación amorosa que en realidad no es otra cosa que un intercambio utilitario con su pareja, quien también suspira por la ganancia y hará todo por conquistarla, incluso la traición.
Sigue el que parecía el favorito. De hecho, durante años solucionó los problemas de la compañía por la que luchan todos. Con ideas novedosas hacia la modernidad, es arrebatado de la candidatura…perdón, del puesto de mando. Ahí, trastabilló e intentó todo tipo de triquiñuelas para quedarse con el trono. Todas fueron vencidas a partir del conocimiento que tiene el papá de los errores y esqueletos que tiene el hijo en el armario. Es el más hábil pero también el más débil. Durante la serie, parece que le pasó un convoy por encima.
Por último, el menor. Ágil, sarcástico, a veces fuera de lugar pero, sin duda, el que podría llevar a mejor puerto el negocio. No obstante, la ambición y sus ligas con personajes internos y externos a la organización hacen que el padre solo lo utilice a niveles del insulto.
Alrededor de estos protagonistas hay todo tipo de personajes: primos, ejecutivos, esposas, ex esposas, familiares, periodistas que les pertenecen, voceros, mascotas y, por supuesto, enemigos que desean su aniquilación.
La serie debe terminar por una sencilla razón dada por el creador de la misma: en un proceso de sucesión, siempre debe haber alguien que ceda el lugar a otro; más cuando el protagonista principal puede tener fuerza y estamina, pero no logra tener ya el control mental y físico necesario para la encomienda.
El domingo a las 7 pm -tiempo de México- se transmitirá el primero de los 10 capítulos que restan de Succession. Para cuando la serie termine de ser transmitida, el proceso de sucesión en el gobierno federal estará en su momento más candente.
López Obrador ha insistido que el sucesor debe ser fiel a sus principios, sin cambio alguno. Pero, como en la serie, todo lo que está alrededor puede cambiar de un capítulo a otro.
Incluido el desenlace.