Política

La brecha

La brecha de desigualdad entre ricos y pobres se ha incrementado de manera alarmante en los últimos meses, principalmente como consecuencia de la pandemia. Según datos de la ONG Oxfam, es la primera vez en dos décadas que se exacerba esta brecha, engrosando la riqueza de los superricos y lanzando a la miseria a millones de personas en el mundo. Los multimillonarios aumentaron su riqueza en 3,9 billones de dólares entre el 18 de marzo y el 31 de diciembre de 2020, y los 10 más ricos experimentaron colectivamente un incremento de 540.000 millones de dólares. Y lo peor del caso es que todos esos billones -de los cuales necesitaríamos varias hojas para escribir la cifra con todos sus “ceros”- se encuentran bien guardados sin pagar impuestos y sin beneficiar a nadie. De hecho se estima que 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial está oculto en paraísos fiscales.

Lo curioso del tema es que aunque el problema es reconocido por la propia ONU y que es el primero de los 17 objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, varios tacharon de ingenua o utópica la propuesta del Presidente López Obrador durante su participación en Nueva York. Pareciera que lo que quisieran es lograr resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre. Como quien quiere abrigar al de al lado pero en vez de taparlo le jala la cobija.

Utópica o no, la realidad es que cualquier propuesta que sea diferente aunque suene arriesgada, es mucho mejor que no hacer nada. Y que incluso cada vez es más arriesgado, para los más poderosos, el creer que la inconformidad social por la enorme desigualdad que existe no los va a afectar.

No cabe duda que la tarea es titánica, pero no imposible. Sin embargo se requiere mucho más que buenas intenciones. Se requiere un compromiso real por parte de los gobiernos de garantizar el acceso a la salud, a la educación, a una nutrición digna y al desarrollo de una infraestructura que permita la accesibilidad de las zonas rurales. Y si, como propone el presidente, los más ricos del planeta pudieran brindar un porcentaje pequeño de sus fortunas, esto sería mucho más fácil.

Y desde nuestras trincheras como “ciudadanos de a pie” también hay acciones que, aunque parezcan simples, podrían contribuir con ese grano de arena que marque la diferencia. En primer lugar exigiendo a nuestras autoridades hacer su parte. Pero también acciones tan sencillas como consumir en negocios de nuestra localidad, preferir un delicioso antojito típico en lugar de la comida chatarra de alguna cadena extranjera, apoyar a nuestros artesanos comprando sus bellos productos sin regatear el precio. Son algunos ejemplos extremadamente fáciles de seguir.

Otras ideas que requieren de un poco más de esfuerzo pero que todos podríamos realizar, son por ejemplo participar en un grupo de voluntarios para ayudar a alguna comunidad, apoyar con víveres o con recursos a comedores comunitarios u organizar alguna colecta para llevar a zonas marginadas. Inclusive tengo el gusto de conocer profesionistas que donan constantemente sus servicios a personas en situación vulnerable: dentistas que atienden a niños de un orfanato, abogados que dan asesorías gratuitas o cirujanos que un día al mes ofrecen sus servicios sin costo.

Quizás suene utópico, pero recuerda que la utopía de ayer incubó la realidad de hoy. O a ti ¿qué te dice el espejo?

Gina Serrano


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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