La noche anterior a la concentración multitudinaria en defensa del INE y de la democracia, el presidente Liópez Obrador subió a su cuenta de Twitter la imagen estremecedora de un aluxe visto durante una de las supervisiones del Tren Maya. Gilga se escalofrió (o como se diga) ante ese ser extraño, al parecer maya, que puebla el imaginario yucateco. Cuando Gamés empezaba a temblar envuelto en el misterio de los aluxes, se supo que al parecer la ministra Yasmín Esquivel le mostró la imagen al Presidente. Ese aluxe ya lo habían expuesto en el año 2021 cuando un tuitero lo vio en Terán, Nuevo León. Lo que nos faltaba, un aluxe plagiado.
A la mañana siguiente, Gil se puso en el nacimiento de la nariz los lentes oscuros para pasar desapercibido en la concentración del Zócalo. Siempre las personas lo detienen a cada paso para ofrecerle palabras de aliento. Qué, ¿no le creen a Gamés? No empiecen con la desconfianza. Gilga puede afirmar sin lugar a dudas que vino un contingente de aluxes críticos al Zócalo. De verdad, con ustedes no se puede.
El cauce conducía por Reforma y Avenida Juárez rumbo al Zócalo. Gil no sabe de cálculos, pero sí fueron más personas de las que Martí Batres vio en la marcha de noviembre 13. Liópez Obrador no podía salir de su palacio y en el caso de que estuviera fuera de él, no podría regresar: el Zócalo había sido tomado por una concentración ciudadana.
Cossío
Una manta gigantesca de García Luna cubría el edificio. No hay que ser Sherlock Holmes para suponer quién la puso en ese edificio. El mismo Presidente dijo que todos los que asistieran al Zócalo lo harían en defensa de García Luna. Cuando los aluxes entran en la mente de las personas pasa algo mal allá arriba.
A eso de las once de la mañana Beatriz Pagés tomó la palabra y leyó un texto en el cual confrontó al Presidente y al gobierno después de que Belaunzarán animara a la multitud. A las once y media, más o menos, José Ramón Cossío, ministro en retiro, tomó la palabra y se dirigió en especial a sus colegas de la Suprema Corte de Justicia para pedirles que rechacen el Plan B de la reforma electoral de Liópez Obrador. Buen tono, argumentos inteligentes y críticos. Dirán la misa de la mañanera, pero otra vez se expresaron, ahora en el zócalo, miles y miles de ciudadanos descontentos, inconformes, decepcionados.
Taibo y su FCE
La inauguración de la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería ocupó las planas culturales de los periódicos. Paco Ignacio Taibo quiso explicar las razones por las cuales el Fondo de Cultura Económica no tendría un lugar en la feria: porque el costo de los estands “son insoportables”. Bueno, dinero no le hace falta a este Taibo, “Récenle a Rico Mac Pato”. Miren ustedes: no le falta razón a Taibo en este sentido, los costos que ha impuesto la UNAM son innecesariamente altos para una institución como la universidad.
Ahora mal sin bien, como ustedes son neoliberales, todas las editoriales pagan sin ver, porque son ricas. Y ellos que son muy pobres sólo tienen el poder, nada más, el presupuesto, la fuerza para hacer y deshacer. Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett, el patrocinador), a Taibo le han cedido, para que ponga un tendido, así le llaman, del FCE ¡en el Palacio Postal! ¡Gratis! ¿Cómo llamarle a este acto de abuso de autoridad? Así: abuso miserable. Un tendido en Tacuba 1, en Correos, es que de verdad no se miden. No hay modo de entenderse con estas pandillas de cavernícolas. O sea, quieren reventar la feria de la UNAM, a eso se dedican, a destruir todo lo que tenga una estructura más o menos establecida.
Así y entonces, el FCE tendrá un espacio privilegiado como ninguna editorial. Muy bonito. Sigan imprimiendo sus folletos de a cuatro pesos con caricaturas del Fisgón y véndanlos en el Palacio Postal que les regala el gobierno. Uff, no manches.
Todo es muy raro, caracho, como diría Fénelon: “El poder sin límites es un frenesí que arruina su propia autoridad”.
Gil s’en va
Gil Gamés