Gil no da crédito y cobranza. Al parecer el regreso al pasado ocurre en todos los ámbitos de la vida mexicana. Una nota de Jonás López en su periódico Excélsior informa que “en la Ciudad de México existen diez casos confirmados de sarampión, aunque cuatro de ellos son asintomáticos, por lo que no se considera que sus portadores representen riesgo de contagio, de acuerdo con datos de las secretarías de Salud local y federal.” El más reciente reporte, indica que cuatro menores forman parte de los casos.
¿Sarampión? ¿Leyó bien Gamés? De los seis pacientes que sí presentaron sintomatología, cinco ya fueron dados de alta, según la Secretaría de Salud (Sedesa) capitalina. El caso que persiste es el de la menor residente de Tlalpan, bajo atención médica en el Instituto Nacional de Pediatría. Al paso que vamos todos jugaremos con un trompo y nos vestiremos de blanco los lunes para jurar la bandera, y comeremos chicles Motita (no empiecen, así se llamaban) y Canguro (de a tres por 15 centavos).
Luego nuestras madres descubrirán las primeras manchas rojas del sarampión en nuestra piel mientras vemos a Genaro Morano y el Club Quintito. Cantar y rascar, todo es empezar. En la noche, Bonanza. El médico diagnóstica: este niño tiene sarampión. Regresamos al pasado y al pasada (seamos incluyentes). Por cierto, la madre de Gilga era casi como Margarita Maza de Juárez, abnegada, pero cuidado con ella.
¿Y las vacunas?
Rayos y centellas, ¿algunos casos de sarampión en 2020? Que Gil supiera, esa enfermedad había sido erradicada por completo desde hace años. La Sedesa organizó cercos epidemiológicos en las alcaldías Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero y Xochimilco, donde residen los otros tres menores con sarampión. ¿Ya empezamos con los cercos. Imagínese: coronavirus, sarampión, paperas, rubéola. La hecatombe.
El brote en el Reclusorio Norte ya fue controlado con la aplicación de 7 mil 838 vacunas. ¿Luego entonces había un brote en el reclusorio? Ay, Dioses, aquí algo anda mal. La dependencia señala que las 10 personas que dieron positivo al sarampión han tenido contacto con 801 personas. Uta. A Gil se le perla la frente de sudor.
La menor de 8 años de Álvaro Obregón ya tuvo contacto con 436 personas. La de 2 años, habitante de Xochimilco, con 106. El niño de 10 años de Gustavo A. Madero, con 88 personas dentro del país y un extranjero. La dependencia federal informó en su tabla que los 10 casos confirmados no tienen antecedente de vacuna.
La secretaria de Salud local, Oliva López Arellano, señaló que entre 2010 y 2018 Ciudad de México mostró una tendencia negativa en el cumplimiento de los esquemas de vacunación, que comenzó a revertirse el año pasado. De nuevo: todo el mal proviene del pasado.
Los seis casos detectados como personas infectadas por sarampión son internos del Reclusorio Norte. En el penal no se han suspendido las visitas familiares de los martes, jueves, sábados y domingos. Gil se disfraza de epidemiólogo y sostiene que muy pronto tendremos muchos más casos de sarampión. Lo malo es que el Club Quintito y Bonanza, no pasan ya en la televisión, ahora hay que ver Nosotros los guapos, y eso es peor que el sarampión.
“El brote en el Reclusorio Norte se encuentra controlado, esto debido a la inmediata y efectiva respuesta a través de la aplicación de vacuna a 7 mil 838 personas, entre reclusos, custodios y visitantes familiares”, informo la Secretaría de Salud local. O sea y como siempre: todo en orden, aun cuando los conservadores trabajan sin descansando.
Mireles
Gil lo leyó en su periódico El Universal. Manuel Mireles ha recibido un castigo ejemplar por llamar “nalguitas” y “pirujas” a las mujeres derecho habientes que lo rodean. La secretaria de la Función Pública informó que el subdelegado del Issste en Michoacán y ex líder de las autodefensas del estado fue sancionado con una amonestación pública y suspensión de cinco días hábiles, por referirse de manera reiterada con palabras peyorativas y despectivas contra derechohabientes y mujeres en general. Mireles llamó “pirujas” las a las esposas y concubinas de los derecho habientes y luego comentó que un líder sindical le pidió una plaza para una “nalguita”. Consecuencia: castigo ejemplar. La marea morada va pero a Irma Eréndira Sandoval le importa una almendra (más que un cacahuate). En fon.
Todo es muy raro, caracho, como diría un falso Carlos Pellicer: Hay marchas que se caen de moradas.
Gil s’en va