Domingo 20 de septiembre de 2020. 7:10 am. En México había 694 mil personas contagiadas, 73 mil 258 muertos por covid y a Porfirio Muñoz Ledo no lo calentaba ni el sol. La rebatiña por el control de Morena llegó a un punto culminante.
Su periódico El País publicó una entrevista de Pablo Beauregard con Porfirio Muñoz Ledo que sacó chispas: “Me ha venido un segundo aire. Para mi edad (todo esto) tiene la ventaja de que puedo hacer campaña desde aquí. He tenido los actos más impresionantes. Tengo reuniones con sindicalistas, con jóvenes y luego por estados y regiones. Ya me enamoré de este televisor”.
En esto Gilga coincide con el tribuno Muñoz, ama a su televisión. Incluso le habla: ¿me extrañaste, cariño? ¿Qué transmitiste en mi ausencia? Quiero que sepas que te quiero, una vez al día para que no se desgaste nuestra relación.
Beauregard le pregunta a don Porfirio: ¿qué le hizo interesarse por la dirigencia de Morena? Y Muñoz Ledo contestó con agilidad mental: “Ya no pude ser premio Nobel”. Recórcholis, en esto también se parecen el autor de esta página del fondo y don Porfirio. Gamés está aquí porque no ha ganado el Nobel.
“No es que vaya a ganar por popularidad. Es historia. Yo soy uno de los tres políticos que siempre están en la cabeza. Sale Cuauhtémoc Cárdenas, sale Andrés Manuel, a veces Ifigenia Martínez, por el movimiento que organizamos en 1988. Yo he tenido 50 o 60 años de exposición a los medios.
“Conozco muy bien la vida de los partidos. Es mi especialidad académica. Los estudié con el primer tratadista que hubo, Maurice Duverger. De partidos sí sé y voy por mi tercer partido. Ya presidí dos, el PRI y el PRD”. Académica y política, no sea usted modesto.
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12:30 pm.
“Yo concilio. He sido presidente de partido, concilio y sanciono. Soy muy duro. Voy a hacer un comité de justicia, ligado a un sistema de control de dinero, de contraloría y de administración de finanzas, que va a presidir la gran economista Ifigenia Martínez, la más honorable de este país. Yo entrando pido una auditoría. Yo audité al PRI contra el gran disgusto presidencial. Yo quiero depurar. No son purgas soviéticas. Son transiciones democráticas y republicanas”. Trémulo, Gilga apenas pudo recurrir a un sonido gutural: aigoei. Comuníqueme con Yeidkol. ¿Yeid? Tenemos un problemita.
“Se van porque se van. Y si no, juicio. No estoy bromeando. Mi querido amigo, lo digo con respeto, Marcelo Ebrard, está ansioso, ganoso, desembocado para ser presidente de la República. En todos sus actos lo demuestra. Jugó un juego suyo en Washington. Eso llegó hasta nuestra representación en Washington. Que se cuide. Perdóname, Marcelo, pero te vas a ir del partido si sigues así. Yo me comprometo. Te vas. Mario [Delgado, cercano a Ebrard, uno de sus contendientes], te lo digo por este medio: Ya te pasaste de cómplice. Estás comprando a todas las autoridades. Cuídate”.
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2:30 pm.
La hora sagrada. Dice Porfi: “Es muy raro. Siempre me atacaba. Nunca lo toqué a este muchacho (Gibrán Ramírez). Averigüé que había sido jefe de una oficinita del IMSS. Me informé con Germán Martínez Cázares. Es un muchacho que no tenía chamba, era muy inteligente y se metió ahí. El hecho es que él renunció para incorporarse a Morena. Se inscribió al día siguiente y cinco días después se lanzó a la presidencia. ¿En qué lugar del mundo? ¿En qué lugar del universo? ¿En qué lugar de la galaxia central, perdóname, un joven se inscribe un día en el partido al que no pertenece y al día siguiente se lanza a la presidencia del partido sin saber nada? Lo compraron para que fregara y ya sé quién lo compró. He metido la investigación. De veras no hablé con Andrés Manuel y Andrés Manuel se fijó en lo mismo y dijo: ‘Este muchacho va a ser procesado’. Este muchacho ganó sin trabajar y tiene malos manejos. Va a ser procesado, punto”.
Oh, no. Por piedad, ¿por qué habrían de procesarlo sin pruebas? ¿Ya vamos a empezar?: ¿será que sabe algo Porfirio que Gilga no sabe?, ¿lo compraron? ¿En cuánto? Todo esto huele a una refriega política. Aunque añoso, Porfirio se las sabe de todas, todas, no en balde ha sido empleado de Díaz Ordaz, Echeverría, Liópez Portillo, De la Madrid, Fox y súmele sin miedo. Priista de sopa y cepa, Porfirio va.
Todo es muy raro, caracho, como diría alguien en una cantina desdoblada y con sana distancia: “Los perrocigatos son animales salvajes”.
Gil s’en va
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