Gil se encuentra al borde de la locura. Ya no puede más y no hay litio en las farmacias. El desabasto de medicinas nos volverá locos. Busque Tafil, Riopán, Efexor y se llevará un palmo de narices. Pero no es de esa ineptitud del gobierno de la que Gil quiere hablar, ni de esa locura, sino de otra: desde las ocho de la mañana pasa el carromato con la voz infernal de la niña que compra colchones, tambores refrigeradores estufas, lavadoras, microondas y algo de fierro viejo. Gamés se refiere a la flotilla de camionetas que recorre la ciudad desde el año de 2005 con la voz de María del Mar Terrón, mejor conocida como la “Niña del fierro viejo” que ha logrado ya un lugar en Wikipedia.
La ciudad ha vivido cambios políticos, recambios de delegados, alcaldes, jefes de gobierno, tragedias, una pandemia de 600 mil muertos y ellos nunca dejaron de pasar un solo día. Una locura. Nadie ha investigado quién los patrocina, quién es el dueño, quién les otorga el permiso. Si usted tiene una lavadora vieja y le cae la mala idea de dársela a estos señores recibirá a cambio diez pesos. Nadie le saca de la cabeza a Gilga que se trata de malhechores que al pasar elijen la casa que robarán. Nadie sabe, nadie supo.
Fuero y fuera
Otros que seguro pierden la razón en estos días se encuentran en la Fiscalía General de la República: que si el gobernador García Cabeza de Vaca tiene fuero o fuera; que no, que sí, que si el vacío legal, que si el lleno ilegal. Un lío. El ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá desechó la acción de inconstitucionalidad ingresada por el legislativo local. Si Gilga entendió bien, el gobernador Cabeza de Vaca tendrá fuero y fuego hasta que termine su mandato. El Presidente ya dijo: Cabeza de Vaca no tiene fuero y pinto y se acabó.
Ahora mal sin bien: de seguir las cosas así, Gamés pedirá su ingreso a la Escuela Libre de Derecho porque sólo los abogados entenderán lo que ocurre en este país. Hubo un tiempo en que había que ser economista para comprender la realidad nacional. Con la novedad de que en estos tiempos hay que ingresar a la Facultad de Derecho. Que si la Suprema Corte va o viene, que si a Zaldívar se le alarga el periodo (no empiecen), que si se creó una mayoría en el Trife, que si ganan por mucho los de Morena le meten la mano a la Constitución, de hecho, ya se la metieron (sigan, anden), que si la extinción de dominio. Ponga usted un letrero en la ventana: se requiere abogado con experiencia.
El Presidente
Probablemente no loco, pero hecho un basilisco, sí. El Presidente ha recibido la noticia de que los jueces Juan Pablo Gómez Fierro y Rodrigo de la Peza otorgaron suspensiones definitivas con efectos generales contra la ley de hidrocarburos por su posible inconstitucionalidad.
Gómez Fierro se ha rifado y aguantado las críticas presidenciales: frenó la reforma eléctrica y el padrón celular. El juez se opone, si Gil ha entendido algo, cosa improbable, a que Pemex recupere su papel monopólico en el mercado de hidrocarburos, lo que alejaría inversiones en el sector y generaría aumentos de precios con impactos negativos en el consumo final. Así lo le leyó Gil en su periódico El Financiero.
Quiebras
Gil considera que Gerardo Esquivel sabe de economía un rato largo. El economista afirma que la recuperación que se ha observado en el empleo formal es de todo tipo de trabajo, permanente y eventual. Correcto. Pero por otro lado lee en su periódico El Universal esto: “Cierran sus negocios 106 mil personas. En el primer trimestre del año 105 mil 801 personas bajaron las cortinas de sus negocios en México. Es la misma pérdida de abandono de un local para el mismo periodo desde 2014”. Entonces Gil no entiende: nos recuperamos o nos hundimos. Qué monserga entender lo incomprensible.
Todo es muy raro caracho. Como diría Benjamin Franklin: “Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco”.