Política

Los gaseros llegaron ya

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Gil miraba la hornilla encendida de la estufa hipnotizado por las pequeñas llamas. Dentro de un cacharro, el agua llegaba a la ebullición. Cada quien su autismo y Dios en el de todos. Mientras este pequeño acto cotidiano ocurría, los gaseros del Valle de México bloqueaban al menos nueve importantes avenidas de la ciudad con 102 camiones tanque de gas licuado de petróleo. La Secretaría de Energía se negó a cumplir la exigencia de los gaseros: aumento de un peso por kilo de combustible. Los gaseros han pedido una nueva reunión con las autoridades y amenazaron con cerrar todos los puntos de venta y desquiciar la ciudad.

Y como se cuenta con realismo: que empiezan los madrazos. La policía con el garrote (ya, esto es serio), los gaseros armados con sus tanques. Un garrotazo aquí, un puñetazo allá. Lo locura: un gasero abrió una manguera y dejó escapar el gas, una chispa y boom! El secretario de Gobierno, Martí Batres, condenó el acto: “fue un hecho delicado e irresponsable el usar las pipas y abrir una manguera. La Secretaría de Seguridad entró en acción para retirar las pipas y engancharlas a las grúas y liberar las vialidades, especialmente las que tienen un carácter de comunicación estratégica interna”. Gil iba a escribir que la cosa estaba al rojo vivo, pero volamos todos en pedazos. La cosa estaba fría como el hielo.

Vigilar y reprimir

Gil sabe que les parecerá extraño a los lectores y las lectoras, pero Batres y la autoridad apenas hicieron lo correcto. Los gaseros quieren un peso de aumento en el kilo de gas y si no aflojan (no empiecen) colapsamos la ciudad. Pues les faltó algo de candela, ah, no que volvemos a volar en pedazos. Lo que los gaseros hicieron en la carretera México-Pachuca no tiene nombre, o sí, uno: canallada. Cinco horas suspendieron el tránsito. Ahora mal sin bien: ¿quiénes son los maestros de estos gaseros? Adivinaron, los ex aliados del Presidente: los rufianes de la coordinadora. Gilga podría escribir que con su pan se lo coman, pero nos lo comemos todos. Mejor que lleven las grúas y los quiten por la fuerza; sí, por la fuerza, no se asusten, y punto com. Martí, ser gobierno es distinto, ¿no?

¡Cállese la boca!

Una nota de Nayeli Roldán en Animal Político informa que “el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología modificó su Código de Ética para pedir que los empleados de la institución, prestadores de servicio y hasta los solicitantes de apoyo se abstengan de “emitir comentarios u opiniones negativos o desfavorables sobre las políticas o programas del Conacyt”, y en caso de incumplir, podrían ser denunciados ante el Órgano Interno de Control, el área que vigila la actuación de los servidores públicos e impone sanciones administrativas”.

Muy bonito. Gran libertad de expresión, pero si se pone pesado le damos una patada y a la calle. ¿Qué nos está pasando, Laureano? Nos pasa que el autoritarismo es una tentación.

Animal Político buscó a Conacyt para conocer su posicionamiento, pero no hubo respuesta. Oh, no. Es que son neoliberales, conservadores, adversarios, expertos, mañosos.  Junto con el Código, el Conacyt envió también una carta compromiso que los trabajadores deben de firmar para asegurar su cumplimiento. “Este Código es una forma de decirles “o te callas o habrá sanción y hasta rescisión de contrato’”, afirma la abogada Juan con Animal Político.

Vamos bien: usted se calla, aquí nadie habla si no se le da permiso. Ya en serio:  ¿no les da pena? La verdad de la verdades, Gil se va al Hunan a comer alimento chino de primera calidad. ¿Vienen? No vayan a empezar con que es un restorán de lujo. Si Lozoya hubiera comido quesadillas, ¿su cinismo sería menor?

Gabinete de curiosidades

Catre: lecho de pordioseros. Cama simple y pobre, pequeña, de paja y sin colchón.

Se llamaba catre propiamente a una especie de cama portátil, o cama de viaje, como señala el Diccionario de Autoridades (…) sirve para dormir, y se hace regularmente de palos  que se doblan para poderlos llevar fácilmente en las jornadas y caminos. 

Gil s’en va

Gil Gamés

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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