Gil medita: el triunfalismo es una forma necesaria de hacer política. Ni modo de presentarse a una elección repletos de pesimismo: nos presentamos aquí con poca esperanza y mucho miedo, pero se trata de nuestro trabajo, que Dios nos ayude. Convendría que al ímpetu de la victoria lo acompañara, al menos de vez en cuando, una pequeña idea de gobierno. Josefina Vázquez Mota rindió protesta como candidata al gobierno del Estado de México y dijo: "Primero poner la casa en orden; frente a un gobierno que no cumple la ley, se debe garantizar la paz. Segundo, que el porvenir se sienta en los bolsillos de las familias del Estado de México, siete de cada diez empleos están fuera del estado. Hay que acabar con eso". Gil está de acuerdo: orden en casa y dinero en el bolsillo, unas ideas flacas, pero no por eso menos ciertas. ¿Hubo algún tiempo en el cual los políticos mexicanos expresaran alguna idea en sus discursos, en sus entrevistas, en los desayunos, en el baño, en la cama?
Desde hacía tiempo, Gilga no veía a la plana mayor del panismo alrededor de una candidata. Margarita Zavala, Felipe Calderón, El Jefe Diego, Ricardo Anaya, Miguel Ángel Yunes (mta) y decenas de panistas conspicuos pusieron su nombre y su trayectoria en el acto. Así las casas (muletilla patrocinada por grupo Higa), el PAN se ve bien y de buenas, aunque no esté ni tan bien ni tan de buenas, pero lo que se pregunta ni se ve: todos y todas en la popa del PAN. Ahora solo falta que Josefina haga una campaña ligeramente menos desastrosa de la que realizó cuando fue candidata a la Presidencia de la República. Si sus asesores, amigos y padrinos no le ayudan, despeñará de la posición de privilegio en la que se encuentra y acabará en el sótano. ¿Alguien a cargo?
Tonayán
En días recientes murió Armando Corona Flores, empresario fundador de una compañía jalisciense productora de los tequilas Rancho Escondido, Gran Douglas y otras 18 marcas de licores, entre otras la del tristemente célebre mezcal Tonayán.
Gil vio a los más talentosos millennials comprar ese líquido inhumano en tiendas de conveniencia y perder la razón durante largas horas de borrachera. No costaba nada ese alcohol y venía puesto en un envase de plástico. Gamés lo veía de lejos y los ojos se le llenaban de lágrimas. Costaba cualquier cosa, unos cuantos pesos, y los jóvenes lo combinaban con cualquier agua fresca como la jamaica. Y adiós: a dañar a la neurona. En honor a la verdad (muletilla pagada por Liópez y Morena), el señor Corona murió a los 84 años de edad sin purgar una pena, más que merecida, por fabricar semejante veneno.
Gilga no tuvo oportunidad de beber nunca un tequila Gran Douglas y mucho menos un Rancho Escondido, pero puede imaginarse de qué iban los Gay-Lussac de esos líquidos terribles. Don Armando, como su tequila gran reserva, ha muerto impune. No pocas veces, Gil le suplicó a unos millennials que por Dios no bebieran ese licor, pero ya saben ustedes lo que es la juventud si se combina con el capricho y las ganas de perder el control. Gamés se siente un abuelito con su cobija.
El condón inteligente
Gil lo leyó en su periódico Excélsior y está de plácemes. Muy pronto, la British Condoms pondrá a la venta, primero en Londres, un condón inteligente. El artefacto costará la módica suma de 73 dólares, anden no sean marros, y el usuario podrá obtener vía bluetooth valiosa información: duración del encuentro, medición de velocidad, fuerza del movimiento, conteo de calorías quemadas, temperatura corporal. Como lo leen y lo oyen.
La verdadera novedad se encuentra en el anillo (dicho sea esto sin la menor intención de un albur) que se coloca en la base del preservativo. Los datos se concentran de manera anónima y se ofrece la posibilidad de compartirlos con amigos en redes sociales. Buenos días, les comparto la información del encuentro que sostuve ayer. No se equivoquen ni se alarmen, no es la intimidad de King Kong, solamente soy yo mismo y mi fuego abrasador. Desde luego, no faltarán los acosadores: oye, tu fuerza, ritmo y temperatura equivalen a los de una ardilla del bosque de Chapultepec. Y así tendremos todos algo nuevo y profundo que comunicar en las redes. Gilga trabaja con científicos del Instituto Politécnico Nacional para lograr un condón inteligente que diga capítulos de alguna obra del Marqués de Sade o de Anaïs Nin durante el acto, para estimular las mentes en blanco de algunos incapaces para la fantasía. En fon.
Todo es muy raro, caracho, como diría Groucho Marx: ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?
Gil s'en va