Política

Gilles Lipovetsky

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Gil cerraba la semana débil y umbroso. El diario español El Confidencial publicó de nuevo en su portal una entrevista con el filósofo francés Gilles Lipovetsky. Gil propone estos subrayados. (La entrevista completa en Gilles Lipovetsky, el filósofo del vacío: “El ecologismo culpabilizador es un error” / El Confidencial / 28/01/2022).

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La pandemia no ha revolucionado la cultura de consumo, más bien acentuó las tendencias que ya existían. Con el confinamiento la gente empezó a comprar a través de Amazon, a pedir comidas a los restaurantes, a ver Netflix, pero no fue la pandemia la que creó esto, sino la digitalización del mundo que ya existía. Lo que hizo la crisis fue desarrollarlo y creo que esto va a continuar. La pandemia transformará la relación con el trabajo más que el consumo. El trabajo, sí, porque las empresas entendieron que se podía trabajar en casa, lo cual es formidable porque se gana tiempo, se puede estar en casa con los niños, se puede trabajar de noche.

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En cuanto desaparezcan todas las restricciones vamos a volver a ver todo repleto de gente, California, Las Vegas, los bares, los restaurantes porque la gente quiere salir. Es posible que cambie la frecuencia con la que la gente va a las salas de cine por Netflix, pero no por la pandemia, sino porque la gente tiene ya una suscripción a Netflix. Por tanto, eso de pensar que el consumo va a tener menos prevalencia en la vida de la gente, no es así. Y se debe a tres razones. La primera es que el gusto por consumir ya no es un efecto de la publicidad y el marketing. La gente ya no ve un anuncio y compra. La pasión por consumir se fundamenta sobre todo en la edad moderna, es decir, en una sociedad que se secularizó. Las sociedades antiguas encontraban sentido en la relación con lo de arriba, se trataba de preparar la vida de después de la muerte. Pero con la edad moderna lo que quiere la gente es vivir mejor aquí abajo. No quiere decir que la gente se haya vuelto atea, la gente puede seguir creyendo, pero quiere vivir bien ahora mismo, y vivir cada vez mejor.

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La segunda razón es que el capitalismo es global. Y durante muchas décadas todavía seguirá inyectando novedades porque esa es su naturaleza. Es la competencia y siempre hay que encontrar novedades. El capitalismo ha acentuado terriblemente la pasión por lo nuevo porque lo nuevo, como decía Freud, es un movimiento para el placer. La novedad te excita, es erótica. Un nuevo viaje, un nuevo coche, un nuevo peinado, un nuevo perfume, una nueva casa. Se trata de pedazos de felicidad. El capitalismo es un seductor mundial que te seduce día y noche, ¡un nuevo viaje!, ¡un nuevo helado!, ¡un nuevo par de gafas! Y no hay alternativa. No digo para toda la eternidad, pero sí para los próximos siglos. Incluso en China hay un capitalismo terrible de lujo y materialismo.

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La tercera razón es que el consumo cumple una función muy importante en la vida cotidiana de hoy en día y es que nos consuela. Antes, cuando uno tenía problemas con su amante, te ibas a la Iglesia a rezar. Ahora no, ahora te vas al psicoanalista, te vas de viaje o al peluquero. El consumo tiene una función terapéutica, es una forma de que se te bajen las frustraciones. Te da un ratito de felicidad. Por eso no veo cómo podemos cambiar esto.

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Lo que hay que hacer es demostrar que la ciencia, la técnica, no es el diablo. Hay una corriente que viene de la filosofía de Heidegger que dice que la técnica es el diablo. Y que ha causado el aumento de la contaminación, de la temperatura del planeta y que eso es una catástrofe. Pero lo que yo digo es que lo que ha causado la catástrofe puede ser lo que nos puede salvar. Sé que es un razonamiento marxista y, aunque yo no lo soy, creo que Marx lleva razón. Sin la técnica no podemos encontrar soluciones globales. La inteligencia de los hombres es la que puede solucionar las crisis y no la moral. La moral hace que la gente recicle, ayude con la basura. Ante todo, creo que la responsabilidad es política y económica.

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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos mientras el mesero se acerca con la charola que soporta el Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular las palabras de Lope de Vega: “Lo que ayer muy bien parezca, mañana es cosa  enfadosa”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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