Gil no pudo evitar la tentación de abrir esta página del fondo con un comentario abochornado y de sofoco: el espectáculo de los legisladores de Morena cantándole en el pleno de la Cámara “Las Mañanitas” al Presidente de la República en su cumpleaños número 68. La alabanza corrió a cargo de unos 200 diputados federales entre los que se contaron algunos legisladores del Verde y el PT. Una nota de Horacio Jiménez y Antonio López en su periódico El Universal informa que “de pronto, más de 200 diputados federales del bloque Morena, Verde y PT se apoderan de la máxima tribuna del país. Para guardar las formas y cuidar la investidura del Poder Legislativo, esperan a que se decrete un receso en la discusión en el pleno del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022, para, ahora sí, cantarle Las Mañanitas al presidente”.
“Una muchedumbre llena la tribuna con globos rojos y guindas, cartelones de ‘Felicidades’, muñecos de peluche y de cartón, así como fotografías del Ejecutivo. Hasta un pastel devorado a mordidas por legisladores del bloque oficialista. Desde las curules de Morena y el PT se escucha: ‘Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David, hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí. Despierta, Andrés, despierta, mira que ya amaneció, ya los pajarillos cantan, la luna ya se metió’”.
¿Alguien duda de que hemos viajado al pasado? O algo peor, hemos viajado al futuro, todo esto ocurrirá una y otra vez: el poder absoluto del señor Presidente ha regresado.
El papá del Checo, hombre de ideas
Gamés no deja de preguntarse ¿qué habríamos dicho, y qué habrían dicho los integrantes de Morena si la bancada del PRI le hubiera cantado “Las Mañanitas” a Peña Nieto?, o ¿si la bancada del PAN le hubiese cantado esa reliquia a Calderón? Escandala, como dicen ahora los jóvenes del lenguaje inclusive. Críticas inverecundas, insultos, gritos y sombrerazos. Y no sin razón. ¿Por qué si se trata de Liópez Obrador viene bien esta forma de la jaculatoria y del responsorio? ¿Porque él es bueno? ¿No les da vergüenza? No gastemos mucha tinta: Gilga no recuerda un acto más humillante y sometido de un grupo de legisladores. A pesar de que la oposición se quejó, el Canal del Congreso transmitió el canto, el pastel, la obsecuencia, la vergüenza.
La nota de Horacio Jiménez y Antonio López en su periódico El Universal informa: “los diputados que conforman la mayoría oficialista sacan una bocina inalámbrica y se hacen acompañar de decenas de letreros con la frase: “¡Feliz cumpleaños a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, ¡seguiremos trabajando en favor de México!” El diputado federal Antonio Pérez Garibay y papá del piloto de Fórmula 1 Sergio Checo Pérez toma el pastel y lo acerca al coordinador de Morena, Ignacio Mier, quien apaga las velas en representación del Titular del Ejecutivo, lo muerde y se lo ofrece a otros legisladores”. ¡Mordida, mordida! De verdad hay días en que Gil quisiera suprimirse. Los opositores, en voz del diputado Ismael Hernández, sacan una enorme manta con la frase: “-Beisbol+Apoyo al Campo”.
Gil nunca vivió de cerca aquello que se conoció como “culto a la personalidad” y que no se trata precisamente de un hombre culto con mucha personalidad, sino de la exhibición del poder de un solo hombre, de la tiranía y de sus seguidores, del sectarismo, del dogmatismo, de la imposición y del sometimiento. Caracho. Gil cavila: lo que hay que ver. La verdad, el papá del Checo, ¡chapeau! Él también subió al podio.
Gabinetes de curiosidades
Escarmiento: aviso, desengaño o castigo impuesto a uno con el fin de que se enmiende.
Entre los bárbaros teutones se empleaba la voz skërmon como sinónimo de burlarse, de humillar, o acciones semejantes. Lo que probablemente conocieron los invasores germánicos y los habitantes peninsulares fue una palabra semejante a shrenjan que dio en castellano antiguo a escarnir. Escarnir es vocablo antiquísimo en castellano, y tiene significados diversos, como humillar, castigar, dañar, ultrajar, herir, escarmentar.
La influencia de carne seguramente tuvo su parte en la evolución hacia escarnecer porque humillar o castigar a uno es como azotarlo hasta dejarle la carne viva.