Política

Cuauhtémoc, joven abuelo

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Gil toca a rebato. Se han cumplido 500 años de la ejecución de Cuauhtémoc y la presidenta Sheinbaum ordenó recordar esta efeméride con solemnes funerales de Estado. Al último tlatoani le dieron cuello los españoles por órdenes de Cortés en Las Hibueras, hoy Honduras. No hay demasiadas victorias militares que empiecen con una derrota, medita Gilga. Así fue hace un poco más de quinientos años. Cortés y su grupo salieron huyendo de Tenochtitlán la madrugada del 30 de julio de 1520. Se refugiaron en la capital de sus aliados, los tlaxcaltecas, y reunieron fuerzas suficientes para seguir con su cruzada histórica.

Tras la muerte de Moctezuma, dilapidado por sus propios vasallos según la versión más aceptada entre los historiadores, Cuitláhuac, quien lideró la defensa de la ciudad durante La Noche Triste, fue ungido emperador. Pero no por demasiado tiempo, pues sería una de las primeras víctimas de la epidemia de viruela que asoló a la población del más grande imperio mesoamericano. Cuauhtémoc fue elegido portavoz de la implacable oposición a los españoles. La iniciativa militar con que empezó su corto reinado se convirtió en catástrofe cuando Alvarado sitió Tlatelolco, donde Cuauhtémoc había instalado su cuartel provisional. El emperador quiso huir en secreto. Fue imposible. Se convirtió en el trágico prisionero de Cortés por cuatro años hasta que, en 1525 fue ahorcado.

Homenaje

Gil abandonó el amplísimo estudio y repitió las palabras de Nezahualcóyotl con lágrimas en los ojos: “Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí”.

Cañonazos, el Himno Nacional Mexicano entonado en Náhuatl. Gil no quiere quedarse fuera de los funerales y menos que lo asocien con los invasores. El autor de esta página del fondo cubrirá con plumas de quetzal el mullido sillón y rendirá homenaje a los pueblos originarios. Por lo mismo se hará llamar Gilgametzin, nacido en el año 2 Caña, o por esos días. De la misma forma, Gilgametzin se enteró no sin moyolpaqui (corazón alegre en la lengua de los invasores) de tres personajes cuyos ancestros fueron indígenas: Adanapichtli Auguscuatli Lopezcóyotl, Ricarhuate Monréalotl y el más importante de todos: Noroñacóatl Idiotl. Los tres son personajes que siempre han defendido a Tenochtitlán y su imperio tumultuoso.

La tlatoani, perdón, la presidenta de México ha aprovechado la solemne ceremonia por los 500 años del ahorcamiento del último tlatoani mexica para insistir en el reclamo de perdón al Estado español por las atrocidades de la conquista. “Todavía hay tiempo, el perdón engrandece a quien lo ofrece y a quien lo otorga”, dijo Claudia Sheinbaum en el Zócalo de la capital mexicana. Y de nuevo al litigio entre México y España desde que el ex presidente Liópez solicitó a Felipe VI un perdón público por la conquista y posterior época colonial, un reclamo que no recibió respuesta alguna por parte del monarca y que ocasionó una quiebra diplomática entre ambos países que reverdece de tarde en tarde con nuevos agravios y declaraciones.

Joven abuelo

La presidente dijo esto: “Joven abuelo escúchanos a 500 años de tu ejecución, renovamos nuestra admiración y respeto por tu vida dedicada a tu pueblo”. Durante el acto especial en el que se montó una guardia de honor como tributo al también llamado “Joven abuelo”, la mandataria mexicana ofreció unas palabras para recordar a Cuauhtémoc, donde anunció que representa a nuestros ancestros, “que nos legaron con honor y valentía la defensa y resistencia cultural de nuestra nación, frente a quien pretenda violar su soberanía”.

La mandataria (ya quedamos en que a Gilgametzin le gusta la palabra mandataria) recibió un ramo de flores y escuchó de una niña que se presentó ataviada con prendas características del último tlatoani de México-Tenochtitlan, parte del poema “Amo el canto del cenzontle”, que muestra la herencia mexica del poeta Nezahualcóyotl.

Hugh Thomas

Gilgametzin cita al historiador Hugh Thomas. En el inicio de su libro La Conquista de México ofrece uno de los enfoques más interesantes. Lean y verán si no: “Ambos (mexicas y españoles) eran imaginativos e ingeniosos. Pese a sus diferencias, tenían mucho en común: numerosas cosas eran sagradas para ellos, habían conquistado a otros pueblos, eran aficionados al ceremonial. Vistos con un enfoque moderno, ambos eran crueles pero cultos. Ambos soñaban, intermitentemente, con conquistar lo que consideraban como «el mundo». Ambos estaban dominados por poderosas creencias que, según sus dirigentes, constituían una explicación completa de la vida humana”.


Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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