Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se abanicaba con un periódico aturdido por los calores que azotan a la nación. Gamés se había enterado en Azucena a las 10 de que en diversos lugares del país al calor inclemente se sumaban los apagones. Calor
sin luz, sin aire acondicionado, sin ventiladores, sin refrigeradores. En esas estaba Gamés cuando leyó una carta del licenciado Bartlett quejándose amargamente de los comentarios publicados en Uno hasta el fondo sobre su impoluta persona y aseada trayectoria política, la de Bartlett, no la de Gamés.
Dice el licenciado Bartlett en su carta con el logo de la CFE dirigida al director de su periódico MILENIO: “Resulta claro que Gamés (quien cómodamente puede decir cuanto disparate se le ocurra agazapado en el pseudónimo) es uno más de los múltiples articulistas cuyas expresiones son guiadas por las expresiones que sus promotores les dictan”.
En esto no se equivoca el licenciado Bartlett, Gilga se presenta todas las mañanas a las oficinas de los adversarios del presidente Liópez y pregunta: ¿de qué quieren que escriba hoy? En ese lugar que solo Gamés conoce le dan la instrucción, luego abandona el lugar y se dirige a desayunar sus chilaquiles rojos con un huevo estrellado arriba, sus frijoles refritos y luego a darle a la matraca. El estipendio que recibe Gilga a cambio de vender la pluma, así se decía antes, no viene, por cierto, en sobre amarillo como los que recibió Pío López Obrador, nomás faltaba; Gilga acepta departamentos en Miami, como los de Roberto Madrazo. Ridículo.
Así las casas (muletilla patrocinada por el oscuro Bartlett), Gil medita: mientras el licenciado lee a Gilga, los apagones convierten algunas zonas del país en infiernos irrespirables. Que les pregunten allá en Nuevo León, y más precisamente Monterrey, y en Michoacán, Sonora, Sinaloa, Guerrero, Coahuila, Veracruz, Campeche, Yucatán.
Licenciado Bartlett, deje usted en paz al disparatado Gamés y póngase a trabajar porque hay lugares donde la gente se derrite sin luz en sus casas. ¿Estamos?
No hay apagones
¿Quién dijo que es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas? El Presidente negó con rotundidad que el Centro Nacional de Energía se haya declarado en alerta. El consumo eléctrico superó los 52 mil megawatts. Sabe Dios que quiera decir esto, pero debe ser grave y, sobre todo, ha cubierto lugares de oscuridad y calorones. Liópez dijo que se trataba de un aviso de rutina y que la CFE estaba preparada. Pues que rutina más urgente. Más que leer, oigan esto: “Que no hay ningún problema, ellos lo saben. O sea, nosotros somos los primeros interesados en saber lo que está sucediendo porque imagínense que haya apagones, entonces sí. Si no hay todavía nada y ya están con ese alarmismo. Además de que es nuestra responsabilidad que no falte energía eléctrica, pues yo digo: no hay problema”.
El Presidente ha decretado que no hay apagones aun cuando en Azucena a las 10 se han documentado no uno sino muchos, lugares a oscuras y con calores del infierno. ¿Y quién tiene la culpa? Adivinaron: los medios de comunicación que han alarmado, exagerado: es que son amarillistas. Pues sí: lo raro, lo verdaderamente extraño habría sido que el Presidente reconociera que existe un problema de suministro eléctrico. ¿Estamos locos? Definitivamente sí. Por lo demás, todo esto es falso de toda verdad.
Cifras precisas
Liópez ha dicho que efectivamente han muerto ocho personas por las temperaturas extremas, pero cuidado, estas muertes son menos que las que ocurrieron el año pasado. Es que de veras. Gil caminó sudoroso sobre la duela de cedro blanco y al llegar al muro sur se dio un fuerte tope contra la pared: ¡soc!
Por cierto, ¿quién es el culpable de que Roberto Madrazo se haya embuchacado tres departamentos en Miami en sabe Dios cuántas transas con Collado? Según el Presidente, los medios de comunicación, quién más, ellos y ellas ocultaron la información. Mientras tanto, Gil escuchaba una larga nota en Aristegui Noticias en la cual se enteró del asunto. Lo dicho: estamos locos.
Todo es muy raro, caracho, como diría Truman Capote: “Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes”.
Gil s’en va
Réplica:
Nuevamente acudo en uso de mi derecho de réplica, respecto a la cual realizo los siguientes comentarios:
Comenta Gamés que, mientras se informaba del tema del calor inclemente y los apagones, leyó una carta “del licenciado Bartlett quejándose amargamente de los comentarios publicados en Uno hasta el fondo sobre su impoluta persona y aseada trayectoria política, la de Bartlett, no la de Gamés.”
Más bien, la impoluta persona y la aseada trayectoria, es la del columnista; un escritor que difama e insulta a través de un pseudónimo y hace política a favor de intereses particulares evidentes, claramente es impoluto y de aseado recorrido.
A continuación, con una inteligente ironía, nos dice Gamés que acude a las oficinas de los adversarios, recibe instrucciones y procede a desayunar chilaquiles con huevo, estipendiados por la venta de su pluma. Él mismo califica la acción como ridícula, y lo es, porque los cañonazos que recibe no son para unos simples chilaquiles, sino para algo mucho más sustancioso.
Así las cosas (cosas, no casas; no se equivoque, Gamés, o si se refiere a algo distinto, explíquelo) regresa al tema de los apagones y se autocalifica de disparatado.
Un disparatado es alguien absurdo o carente de lógica; usted no lo es, en cambio sí es un calumniador y difamador al servicio de los intereses que representa.
Una vez más solicito que en uso de mi derecho de réplica se publique la presente carta.
ATENTAMENTE
Manuel Bartlett Díaz
Director general de la Comisión Federal de Electricidad