Política

Aquí tiembla

Gil cerraba una semana marcada por el fuego en la garganta, la tos cavernosa, la sopa fría, las agujetas sueltas. Gilga arrastró los pies por el amplísimo estudio en busca de un libro que al parecer solo existía en su memoria. El Dios de los libros lo favoreció y de pronto lo encontró: Los sismos en la historia de México, de Virginia García Acosta y Gerardo Suárez, publicado por el FCE y la UNAM. En realidad se trata de dos gruesos tomos que registran los temblores que se han sentido en las zonas sísmicas de México, una investigación única y extraordinaria. Gil arroja a esta página del directorio que trepida, algunos temblores.

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Año 1455
Valle de México

En este año y en los previos hubo heladas y faltó el maíz. En el de 1455 hubo también terremoto y la tierra se agrietó y las chinampas se derrumbaron; y la gente se alquilaba a otra a causa del hambre.
Anales de Tlatelolco

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Año 1513

En este año hubo un temblor de tierra y dicen los viejos que en ello se hallaron que fueron tantas las aves que iban de levante a poniente que quitaban el Sol y que se tomaron algunas de ellas y no les hallaban tripas sino todo el hueco del cuerpo lleno de palillos y basura.
Códice Telleriano.

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31 de diciembre de 1603.
Oaxaca, Oaxaca.

(…) sobrevino a la ciudad un terrible temblor de tierra que causó grandes estragos en los edificios. El templo de los dominicos y su convento de San Pablo quedaron muy maltratados y no menos el colegio y templo de los sacerdotes de la Compañía. Los primeros comenzaron a hacer algunos reparos en la fábrica, y aún adelantaban rápidamente los trabajos de reconstrucción, cuando sobrevino un nuevo terremoto en marzo de 1604.
Martínez, 1890.

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19 de marzo de 1682.

A eso de las tres de la tarde, se sintió en la ciudad de Oaxaca y pueblos del estado un horrible terremoto de trepidación que duró más de 50 segundos y puso el mayor espanto a sus habitantes.
Martínez, 1890.

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1684
Chiapas

Fuertes desastres.
Paniagua

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2 de julio de 1685
Ciudad de México.

“Tembló la tierra. Duró como tres credos. Tocose plegaria.
Robles.

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23 de agosto de 1696
Oaxaca

Se sintió en Oaxaca y pueblos del estado un fortísimo y espantoso terremoto que causó grandes estragos en las casas y edificios de todos ellos. Aquí en Oaxaca quedaron en ruina completa los de San Pablo, San Francisco, La Merced. El suntuoso edificio de Santo Domingo sufrió esta vez grandes averías y lo mismo el Carmen Alto. Fue tal el sacudimiento y tanto el terror de que se poseyeron los vecinos de la ciudad que desampararon sus casas y buscaron su seguridad en plazas y campos. Muchos se pasaron muchas noches durmiendo en casas de campaña.
Martínez; Taracena.

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28 de marzo de 1787
Ciudad de México

(…) hubo un temblor de tierra que duró cinco minutos y en el resto del día y de la noche repitió como diez veces, se quebrantaron algunas partes del Palacio, el Cañón de la Diputación y otras varias casas, fue en miércoles. La señora virreina viuda del conde de Gálvez, que se hallaba en Palacio, se bajó por el jardín; la mayor parte de México se fue al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y otras al Calvario, y los más de los principales de esta ciudad, se fueron a dormir al Paseo Nuevo y Alameda, y pueblos más cercanos; fue el día del juicio y de confusión, unos rezaban, otros corrían, otros se caían, y muchas mujeres dolíales el corazón.
Sedano

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7 de junio de 1911
Ciudad de México

“En cuanto a los estragos, perjuicios y muertes ocasionados por el temblor, comenzando por casa o sea por esta capital, hay que decir que fueron de consideración por el derrumbe de bardas, paredes y techos en diversas zonas de la ciudad, que causaron la muerte de una cuarentena de personas, quedando veinte o veinticinco lesionadas. El derrumbe de consecuencias más lamentables fue el del ala derecha de los dormitorios de la segunda y cuarta compañías del Tercer Regimiento de Artillería, al mando del coronel Miguel Gil, cuartel situado en la esquina de la Rivera de San Cosme y la calle de Mejía. Fue tan rápido el desplome que quedaron sepultados y muertos treinta soldados y siete mujeres.
Miranda, 1912-1914.

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Sí, los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que soporta la botella de Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular la frase de la política estadunidense Jeannette Rankin por el mantel tan blanco: No se puede ganar una guerra, como no se puede ganar un terremoto.

Gil s’en va

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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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