Sheinbaum es la candidata de Morena a la Presidencia y empieza el 17 de septiembre su gira nacional. La suya, ex canciller, será una fiesta de niños con gelatinas y serpentinas comparada con el apoyo del Estado a la ex jefa de Gobierno
Marcelo Ebrard citó a la prensa en un hotel del sur de la Ciudad de México (así se dice). Gran expectación, todos en sus puestos, estamos a punto de conocer la postura de Ebrard después de que pidió reponer el proceso de la elección interna de Morena. Tic-tac-tic-tac, algo va a estallar. ¿Todos listos para transmitir a sus medios la noticia bomba? Sí, estamos en este hotel del sur de la Ciudad de México y esperamos que el ex canciller llegue en cualquier momento. Gil esperaba no sin tensión nerviosa.
Con la novedad de que la nota es que no hubo nota. Ebrard tomó el micrófono con ambas manos y empezó a hablar, más bien a murmurar. En voz baja y sin énfasis México se enteró de que el equipo de Ebrard mandó un documento de cuarenta cuartillas a la dirigencia de Morena donde “observa”, usó ese verbo, diversas irregularidades en el proceso interno y pide que se reponga. De que hubo una variante del camachazo: el anticlímax: aquí me quedo, pero me voy.
Gil se puso a temblar ante la fuerza de carácter de Ebrard: si Morena no me responde, ya no tendré “interés” en seguir en el partido. Y entonces… uhhhh… crearé un movimiento político nacional y recorreré el país a partir del 18 de septiembre. Les recuerdo que las campañas empiezan el 4 de noviembre y conmigo no hay tu tía.
Gamés tembló de emoción. Eso sí, por si hiciera falta, Ebrard le declaró su amor a Liópez, y su respeto: “yo nunca haría nada que lo perjudicara políticamente”, o algo así dijo el enérgico ex canciller. Toda esa admiración dilapidada, diría aquel gran clásico llamado Elias Canetti. Sólo le faltó decir a Ebrard: yo lo quiero con todas las fuerzas de mi corazón.
Pero si ya fue
Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: pero ex canciller Ebrard, si ya todo ocurrió. Ni que fuera usted un principiante en estas lides y lodos. Claudia Sheinbaum ganó mil encuestas y es la candidata de Morena a la Presidencia. Luego el Presidente le dio el bastón de mando y empieza el 17 de septiembre su gira nacional, o como se llame. La suya, ex canciller, será una fiesta de niños con gelatinas y sándwiches, gorritos y serpentinas comparada con todo el apoyo del Estado a Sheinbaum. Muy bonito.
Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett chu-chu-chu, ah, este catarro), o Ebrard juega al tío Lolo o quiere una salida menos vergonzosa del tablero del cual fue echado a patadas, o ¿Qué más? Nada: todo tranquilo, todo en santa paz, todo de todo. Un grito ensordecedor hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: ay mis hijos, cobardones, pusilánimes.
La Corte
La Corte no se acobarda. No todo tiene que ver con la valentía ciertamente, pero en ocasiones el carácter arrastra más que mil discursos melifluos.
La decisión de la Suprema Corte de Justicia de despenalizar el aborto a nivel federal alentó los ánimos de activistas y organizaciones que han luchado por décadas para lograr la interrupción segura del embarazo.
En el país latinoamericano, mayoritariamente católico, aún faltan por superar algunas barreras. Los códigos penales de 20 de los 32 estados del país siguen considerando el aborto como delito y solo se permite en los casos de violaciones. En algunas entidades, cuando está en peligro la vida de la madre o por malformaciones graves en el feto. Y, aunque desde 2021 en ningún caso las mujeres que aborten pueden ser detenidas o enjuiciadas por los jueces gracias a una sentencia previa de la Suprema Corte, se requiere que los congresos locales los reformen para abrir la posibilidad de que las mujeres puedan acudir a los hospitales estatales para la interrupción voluntaria del embarazo.
En un pronunciamiento de rechazo a la nueva sentencia de la Corte, la Conferencia del Episcopado mexicano afirmó que el aborto provocado, al ser despenalizado, “normaliza la cultura del descarte y deja sin responsabilidad a las autoridades y a la sociedad”. Planteó que eso “desgasta los cimientos del Estado de derecho” y “distorsiona” la práctica de los derechos humanos. Los curas se desgarran las vestiduras. Por cierto, ¿alguna vez oyeron al Presidente manifestarse al respecto?
Todo es muy raro caracho como diría Arthur Miller: “el carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y los remordimientos que le provocan los que ha eludido”.