Tengo que escribirlo porque es ejemplo que motiva a las mujeres del mundo.
Ni tan lejana ni tan ausente de todas las mujeres sin distinción, Angela Merkel, excanciller de Alemania, es una mujer ejemplar para nosotras.
Las que entendemos que más allá del glamur y superficialidades de los famosos, que a muchas solo les interesa, hay más que conocer de quienes trascienden y practican valores dignos de imitar, como es el caso de esta política que después de 16 años deja el poder de uno de los países más prominentes del planeta.
Que está tan vigente, como el haber terminado su periodo último el 24 de septiembre pasado, siendo importante para todos los continentes, ya que ha sido considerada como la mujer más poderosa del mundo en el 2020 por la revista Forbes, además de nombrarla la líder del mundo libre por el periódico New York Times y denominarla la dama del mundo por la prensa internacional.
Además del mérito de ser elegida por el partido Unión Demócrata Cristiano, por mayoría de los 80 millones de alemanes durante cuatro periodos seguidos, con una aprobación de casi el 70 por ciento, durante su gestión Alemania es considerada la primera economía del continente. Además de haber encabezado la refundación de la Unión Europea y precedido el grupo G8.
Esta política de 67 años fuera de serie, aún para el mundo actual donde cada vez más hay participación femenina, ha sido la primera mujer canciller de su país, ha vivido y vive aún en un departamento del centro histórico de Berlín, está casada por segunda vez con el que fuera su director de tesis de doctorado en química nuclear, el catedrático Joachim Saber, a quien no le gustan los reflectores y poco la acompañó a eventos por su cargo.
Antes de llegar al poder en 2005 hasta 2021, fue científica y catedrática como física y química; para llegar a la política tuvo como padrino y mentor a su antecesor Helmut Kohl con quien comparte el récord de mayor tiempo como canciller de Alemania.
Además de haberse enfocado en mejorar la economía, haber gobernado con coaliciones, tomó la decisión histórica de aceptar a un millón 200 mil refugiados sirios, como un gesto de valores cristianos y obligación de ejemplaridad en un país que carga el estigma del holocausto, como ella lo declarara en 2015 a la prensa internacional.
Mujer sobria, lacónica, más bien de carácter firme, que tiene como religión la luterana, es aficionada al futbol, a la ópera, a leer, al senderismo, a cocinar en su casa, a la horticultura (según su biógrafo Gerd Langguth), prácticas que se especula efectuará ahora que está desempleada, donde podrá descansar y vivir de los 15 mil euros mensuales que recibirá por haber sido canciller.
Así es como Angela Merkel ha salido de los patrones de las mujeres famosas al ser austera en su vida, al cuidar su privacidad, al no aprovecharse del poder para tener privilegios y vivir con honradez.
Como al haber declarado que la monotonía de su vestimenta obedecía a que “no soy modelo, sino canciller”, (prensa alemana).
Ella ha demostrado que se puede ser servidora pública, esposa, ama de casa (aunque no fue madre), ciudadana y vivir para contarlo sin mayores consecuencias negativas.
Gemma Medina