Política

División, hartazgo y linchamientos

  • Columna de Frank Lozano
  • División, hartazgo y linchamientos
  • Frank Lozano

La pandemia nos está golpeando por todas partes y no todos los daños son visibles a simple vista, ni sus consecuencias se sienten de inmediato. Hay tres crisis ocurriendo de forma simultánea en México, una crisis de salud sin precedentes, una crisis económica que, de golpe, nos regresó al siglo pasado y una crisis de seguridad que lleva dos sexenios con un crecimiento exponencial descontrolado.

Más que una tormenta perfecta, estas crisis parecen la antesala de una distopía. Una sola escena, cada vez habitual en nuestro país, resumió en menos de dos minutos el sentimiento de miles de mexicanos y expuso lo que sucede en un país que gota a gota ha cerrado la llave de la ley y la justicia.

La famosa golpiza de un ladrón en una combi en el Estado de México movió la conversación nacional. Los memes y las adaptaciones del video contribuyeron a viralizar un contenido que independientemente de su crudeza, fungió como una olla de vapor. Los comentarios en los videos revelan el ánimo social.

Más que por sadismo, los internautas se regocijaron por cada golpe dado al delincuente como si estuvieran frente a un acto de justicia. Del Estado de Derecho, esa noción acartonada y tristemente accesoria, pasamos sin pudor al ojo por ojo. El asaltante se convirtió en un símbolo de la ausencia del Estado y los vengadores en héroes comunes.

El problema no es menor, ya que más allá de una representación simbólica o un desfogue repentino, se trata de una tendencia a desplazar y suplir el contrato social, por opciones à la carte.

Una vez que comenzamos a recorrer esa senda será más difícil regresar. El vacío de las instituciones y de la ley se ahondará. Cualquier formalidad que nos vincule con el Estado y con el otro, estará de más, privará un relativismo con agravante darwiniana, sin un valor fijo, sin un marco de convivencia común y sin un estado que garantice un trato parejo, lo que sigue es mi interpretación, la imposición de mis reglas y un pragmatismo al estilo sálvese quien pueda.

Hoy, el sueño democrático de una ciudadanía politizada se ha transformado en una sociedad profundamente dividida. La estrategia presidencial de reducir el espectro social y político en torno a un falso dilema, “estás con la 4T o contra ella” está arrasando con los matices que las instituciones y las leyes nos dieron (con todo y sus limitaciones), y nos arrastran hacia el encono, la discordia y la desunión.

Por otra parte, la pandemia nos tiene cansados e irritables. Vivimos al filo de la infección. Nuestras decisiones giran en torno a cuidarnos o repelernos los unos a los otros mientras la crisis económica se profundiza y para muchos las alternativas se acaban.

En el momento el país requiere más inteligencia, más liderazgo y unión, lo que tenemos es un abandono sistemático de parte de la clase política. Las voces sensatas escasean y las buenas ideas se pierden en el ruido de la distracción.

El empecinamiento del gobierno federal en mantenerse inamovible en su ruta solo agudizará el malestar social, empobrecerá a la población y alentará el surgimiento de más vengadores. 


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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