Cultura

Una tarde en la FIL Guadalajara 2015

  • 30-30
  • Una tarde en la FIL Guadalajara 2015
  • Fernando Fabio Sánchez

Lunes, tercer día de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, 5 p.m. Acaban de abrir las puertas de la Expo. Avenidas de personas avanzan al interior, y yo también quiero entrar. Son cientos de personas felices. Buscan libros.

Algunos, mexicanos y extranjeros, con gafetes al cuello, asimismo están felices: vienen a vender. Me siento como en uno de los puertos que describe Melville en Moby Dick: muestras de todo el mundo coexisten y están allí, para nosotros.

Una sofisticación increíble y un ensamblaje mayor de individuos han sido necesarios para organizar tal mercado: libros multicolores para niños y sagas para adolescentes, novelas traducidas al español y algunas en idioma original; enciclopedias impresionantes, comics, manga, rompecabezas, literatura ideológica de sindicatos, panfletos de gobierno, volúmenes sobre las revoluciones en México; clásicos que jóvenes apuntan con el dedo y que compran, decididos; biografías, filosofía, ciencia; brujería, budismo, medicina, biblias, rosarios; librerías nacionales e internacionales, distribuidores exclusivos, Latinoamérica, el Reino Unido, el Fondo de Cultura Económica, casas universitarias, “sepan cuántos” más.

Camino por los pasillos con lentes oscuros.

El ambiente es excitante. Muchos se han puesto corbata; y algunas, tacón alto. Abunda la juventud murmurosa, sin importar la edad de cada uno.

Parejas con experiencia recomiendan libros a muchachos deseadores de títulos que los hagan crecer.

Es imposible entrar en las conferencias. Salman Rushdie ha estado allí apenas el domingo. Es emocionante saber que nuestros escritores están, han estado o estarán allí, muy cerca: Aristegui, Villoro, Elmer Mendoza, Muñoz Vargas… Amigos aparecen por los pasillos, y es lindo verlos porque también están alegres. Es inevitable no comprar más libros y regresar corriendo al stand que ofrece la novela que, recién descubrimos, nos falta.

La angustia aumenta porque ya hemos gastado todos los ahorros, la navidad. Pero qué importa; seguimos en esta inesperada borrachera. Ya han pasado cuatro horas. Es hora de salir. Caminamos hacia las puertas de la misma manera que llegamos.

Las filas no se han adelgazado, y eso que ya empezaron a apagar las luces.

Vamos en bola y todavía nos encontramos a algunas amistades, o inclusive a personas desconocidas con bolsas pesadas, con quienes bromeamos robar, si se descuidan, sus compras. Contentos asimismo, muestran portadas; y claro que sí, son los libros favoritos de los ladrones. Mañana abrirán nuevamente y se reiniciará todo otra vez, con otros nombres, con la misma felicidad.

Son nueve días de esta feria. Si todo fuera como eso.


columna30-30.blogspot.mx /Twitter@fernofabio


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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