Cultura

Noticias de un imperio: Juárez y Maximiliano, la historia es de los vivos

  • 30-30
  • Noticias de un imperio: Juárez y Maximiliano, la historia es de los vivos
  • Fernando Fabio Sánchez

Alguien había inventado que Benito Juárez cuando visitó la Capilla de San Andrés y vio el cuerpo muerto del Archiduque sobre una mesa, había musitado: “Perdóname”.

Pero eso no era cierto. Miró a los ojos del Archiduque. Brillaban, sí, pero con el brillo de una materia mineral, sin vida.

[Maximiliano había entrado en la eternidad con los ojos de pasta o vidrio de Santa Úrsula, la imagen venerada de una virgen en una iglesia de los alrededores. 

Los ojos de Maximiliano no se podían cerrar y así, con los ojos abiertos de Santa Úrsula, fue llevado a Europa en la misma fragata que lo había traído al país con su esposa.]

Juárez recordó entonces la carta que le había escrito al Archiduque y que éste había recibido al llegar a México.

“Pero hay una cosa”, le decía el presidente al Archiduque en la carta, “hay una cosa que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará”.

Pero ¿A cuál Archiduque, si ya no existía ningún Archiduque, le iba a importar el tremendo fallo de la historia?

La historia sólo podía importarle a los vivos mientras estuvieran eso: vivos, se dijo el Licenciado Benito Juárez y recordó que cuando de joven se iniciaba en las lecturas de los enciclopedistas y los autores del siglo de las luces, le había llamado la atención una frase de Voltaire: 

“La historia es una broma”, decía el francés, “que los vivos le jugamos a los muertos...”.

¿Qué clase de bromas le jugarían los historiadores del futuro a él, Pablo Benito Juárez?

[El cuerpo de Maximiliano cruzó el Atlántico con los órganos descolocados en la caja del tórax y el abdomen. 

El cerebro, cortado en pedazos, regresó al cráneo por medio de una cavidad. 

El cuerpo entero fue vendado con lienzos y luego barnizado. Sus ropas personales cubrieron luego su nueva piel hecha de pliegos.]

El tiempo transcurrió y Benito Juárez vio que su médico tenía en una mano una especie de jarra humeante, se dio cuenta de que el médico le acababa de echar un chorro de agua hirviendo en el pecho, y lo increpó: “¿Pero qué hace usted? ¿Que no ve que me está usted quemando?”, le dijo.

El médico le pidió perdón a Don Benito y le explicó que había tenido que derramarle agua hirviendo en el pecho para darle fuerza a su corazón que había casi dejado de latir y que tal vez —agregó, abanicándole el tórax— tendría que aplicar de nuevo el mismo remedio, con el perdón y el permiso de Don Benito.

[El cuerpo de Maximiliano llegó a la capilla de los capuchinos en Viena. El fraile al pie de la cripta preguntó el nombre del muerto. Escuchó como respuesta todos los títulos nobiliarios del Archiduque, incluyendo el de Emperador de México.

El fraile preguntó otra vez el nombre del difunto, y escuchó la misma respuesta.

Entonces preguntó una tercera vez, y en esta ocasión escuchó sólo los nombres de pila: Fernando Maximiliano José, Siervo del Señor. 

Entonces se abrieron las puertas de la cripta y Maximiliano, desnudo de sus títulos terrenales, entró en la gloria.]

Y el doctor volvió a derramar agua hirviendo, y el corazón de Don Benito latió por unas horas más. 

Pero sólo por unas horas: Benito Pablo Juárez García, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, falleció de angina de pecho y con el pecho en carne viva, a las once y media de la mañana del día 18 de julio de 1872.

*Extracto libre del capítulo “La historia nos juzgará”, de la novela “Noticias del Imperio” de Fernando del Paso.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.