Cultura

Nosotros entre las especies (cuatro)

  • 30-30
  • Nosotros entre las especies (cuatro)
  • Fernando Fabio Sánchez

En una clínica veterinaria, una mujer carga un bote blanco de 5 galones en el que lleva 6 minúsculos cachorros que han abandonado en la calle. 

Tres son negros. Tres son blancos. Tres de ellos tratan de salir del balde y aplastan a los tres de abajo.

El doctor, sobre una mesa metálica, opera a un cachorro que han traído de emergencia. Lo atropellaron y lo dejaron a la orilla del camino a morir. 

El cachorro respira con dificultad. Perdió el músculo de la pata derecha y algo de hueso. 

La pata izquierda está menos lastimada, pero al cachorro parece que le han hecho un nuevo traje de piel y las burdas costuras indican que lo hizo un sastre pésimo.

Una mujer observa. Carga a un chihuahua con los ojos de susto. Ya ha caído la noche y hay más personas, de mirada expectante y con sendos perros en los brazos, que esperan entrar en la clínica. En su mayoría son mujeres.

En la crisis del 2008 en Oregon y en California, hubo dueños que dejaron libres a sus caballos porque no podían mantenerlos. Quizá desearon que otros, con más dinero, los adoptaran. 

Recuerdo haber visto a un jamelgo cruzar la carretera, libre, como una aparición que me ha acompañado a lo largo del tiempo como un sueño.

¿Cómo empezó la errancia perruna en las calles de la ciudad (de cualquier ciudad)? ¿Es que alguna vez existió un cimarrón que abandonó la casa o quizá un amado compañero recibió la bendición cual libre equino para también hacer suya la urbe?

Si bien recuerdo, en el barrio, en la escuela, en los viajes, desde la infancia hasta el día de hoy, por todos lados, los perros siempre han estado aquí. En México, me gusta observarlos cuando andan en manadas. 

Han perdido la necesidad de observar a los ojos a los humanos, y hacen planes, viajes y operaciones paralelamente a nosotros.

Varias veces he visto perros hambrientos, en un cuadro y después en otro, kilómetros más tarde, buscando el camino a casa o andando tras un misterioso designio, como increíbles apariciones que me han acompañado a lo largo del tiempo como un sueño.

Hace más de 10 mil años, quizá hasta 30 mil, los seres humanos formamos una alianza con los lobos grises y, desde ese momento, nuestra relación con el mundo natural cambió. 

Dos especies se acompañaron desde entonces, ofreciéndose uno a otro comida y calor, juntos, siempre juntos, en una mutua co-creación.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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