Cultura

Ludovico Einaudi (I): Un viaje por las nubes del tiempo

Sus composiciones apuestan a la sencillez y honestidad, de espíritu minimalista con escalas incrementales y melodías sensibles, interpretadas con plena convicción para transmitir emociones diversas, desde las que se asocian con estados melancólicos hasta las que se vinculan con momentos efusivos. Introspección que salta a la epidermis por palpitantes vehículos armónicos y fluidos cauces melódicos transitando por las dualidades de la noche y el día, el blanco y el negro, el paso del tiempo, los días y la quietud, el hogar y el viaje iniciático, la permanencia o la transformación.

Originario de Turín, el compositor y pianista Ludovico Einaudi (23/11/55) es además oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana; después de ser guiado por su madre en el encuentro con el piano durante su infancia, tuvo una formación clásica inicial en el Conservatorio Verdi de Milán, donde terminó en 1982. Fue alumno, ni más ni menos, que de Luciano Berio y entre sus principales influencias se pueden ubicar a los maestros Erik Satié y Philip Glass, de quien retoma un minimalismo llevado a territorios más asequibles, cercanos al new age con ciertos apuntes del neoclasicismo, en la vertiente donde se encuentran Michael Nyman y Max Richter, con sus respectivas particularidades.

Tras algunos escarceos con las formas clásicas, grabó Time Out (Un Viaggio Nel Tempo, 1988), todavía recurriendo a este tipo de estructura y se empezó a dar a conocer por medio del cine, tal como se advierte en la música para Treno di panna (De Carlo, 1988) y en sus colaboraciones con el realizador Michele Sordillo para Da qualche parte in città (1994), Acquario (1996) y La vita altrui (2000); también acompañó al dueño de una lavandería y a una monja para proteger a un bebé abandonado en Fuori dal mondo (1999), dirigida por Giuseppe Piccioni, con quien volvió a colaborar en Luce dei miei occhi (2001).

Fuera de cuadro y ya con un estilo más asumido, presentó Stanze (1992), composición para arpa con 16 piezas, interpretada por Cecilia Chailly, y de ahí nos invitó a un paseo sonoro por la jungla con Salgari (1995), en honor a su compatriota escritor, parada básica de nuestra formación como lectores. En estos primeros años de trayectoria, grabó varias piezas para orquesta, música de cámara, teatro y danza, desarrollando un propuesta que se iría alimentando de sutiles elementos del folk, el rock y el pop, además de la integración de sonidos de distintos rincones del planeta, particularmente de África.

Continuó su trayectoria más allá de la pantalla vía Le Onde (1996), álbum en el cual propuso la canción principal y Onde Corte como si se trataran de arrecifes de toque para entrar en un estado de pacificación, de tal manera que fuera posible dejarse mecer por el reconfortante oleaje y así poder arribar con la motivación justa a Eden Roc (1999), desplegando juegos de cuerdas con crecientes intensidades emotivas como en Fuori Dal Mondo y la canción homónima que se despliega desde la guitarra inquieta, en contraste con el corte homónimo, orientado a esa tristeza que aparece sin permiso, o con la poderosa Odessa.

Se presentó de nuevo en pantalla para acompasar las imágenes de Giorni dispari (Tambasco, 2000), con ciertos lances roqueros, del documental histórico Luigi Einaudi. Diario dell’esilio svizzero (Hermann, 2000), sobre su abuelo, quien fue presidente de la República italiana de 1948 a 1955, así como de los filmes Le parole di mio padre (Comencini, 2001), Alexandreia (Ilioú, 2001), Un delitto impossibile (Grimaldi, 2001) y el corto documental L’anima in luce (Bizzarri, 2001). Musicalizó la miniserie televisiva Doctor Zhivago (2002), el enredo romántico Sotto falso nome (Andò, 2004) y This is England (Meadows, 2006), siguiendo los pasos de un niño que se empieza a relacionarse con un grupo de skinheads.

Entretanto, grabó I Giorni (2001) y su hermosa pieza titular, así como para admirar una profunda noche, como si se estuviera viviendo otra vida, mientras se dejan escuchar las melodías africanas, extendidas a Diario Malí (2003), tejido finamente a cuatro manos junto con Ballaké Sissoko, maestro de la kora con quien formó una muy feliz complicidad; este mismo año, entregó un disco doble en vivo titulado La Scala Concert 03 03 03 (2003). Pronto apareció el esplendente Una Mattina (2004), uno de sus grandes álbumes que nos llevan a la celebración de los amaneceres entre nubes de tonalidades contrastantes y en el que se incluye Nuvole Bianche, composición que se convirtió en una de las más reconocidas.

De gran intensidad tímbrica, Divenire (2006) nos invita a emprender un revulsivo vuelo transformador en plena primavera, con todo y efectos sonoros para ambientar el trayecto exterior, mientras que Live in Berlin (2008), representa una buena oportunidad para palpar el intimismo y la emotividad puesta en acción por parte del pianista. Siguió el temperado Nightbook (2009), incluyendo el corte ídem con sus cuerdas incisivas y Berlin Song, de ánimo reposadamente evocativo; formó el trío Whitetree con los alemanes Robert y Ronald Lippok, asociación que dio un fruto llamado Cloudland (2009), con electrónicos apuntes ambient de robustas raíces. Al siguiente año, se publicaron un par de álbumes en vivo: Live in Prague (2010) y The Royal Albert Hall Concert, London, March 2, 2010 (2010), capturando un momento específico en el mítico recinto inglés

Fernando Cuevas

cinematices.wordpress.com

@cuevasdelagarza


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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