La venerable Shirley Collins confirmó su regreso de hace algunos años para seguir propagando el folk británico con Heart’s Ease, declaración de una mujer de 85 años convertida en voz ineludible de la música de raíces. Julianna Barwick buscó un proceso terapéutico a través de la composición y el resultado fue el curativo Healing is a Miracle, ideal para ver que la belleza está más cerca de lo imaginado, contrastando con los apuntes sobre la ausencia del alma vistos desde el bluescountry de Lucinda Williams, volviendo al ruedo con Good Souls Better Angels, áspera y cercana a la vez, confirmando la importancia de su prolongada trayectoria. Fionna Apple se toma su tiempo pero siempre ha valido la pena: Fetch the Bolt Cutters, su quinto disco y uno de los referentes ineludibles de este año, es toda aventura sonora de una artista que se vuelca para expresar un conjunto de emociones contradictorias, armonizadas en diversas estructuras que nos toman desprevenidos. Laura Marling se puso en plan familiar y compuso el cálido en forma y críticamente incisivo en fondo Song of Our Daughter, lleno de figuras en tenue movimiento, y Phoebe Bridgers tejió con cercanía el sensible y diverso Punisher, capaz de detonar sensaciones multivariadas. Saint Cloud fue la cuidadamente producida obra de Waxahatchee, combinando géneros de larga tradición y poniéndoles el toque de actualidad.
El trío Haim le puso sonido a las dificultades actuales con Women in Music, Pt. 3, lleno de ideas auditivas enfrascadas en un poprock consistente; por su parte, Angel Olsen presentó un puñado de canciones grabadas con anterioridad de su disco del 2019 y las presentó encapsuladas y problematizadas en Whole New Mess, en tanto Soccer Mommy, proyecto de Sophie Allison, pintó ciertas posibilidades con su distinguido pop a través de Color Theory. Con la idea de alejarse para que se escuche mejor, Laura Veirs nos regaló su Echo, envuelto en cálidas composiciones que producen esa sensación de libertad siempre latente, como en otro espacio; buscando aprender del pasado, Meghan Remy iluminó con amplitud el espacio del pop elusivo con Heavy Light, firmando como U. S. Girl.
Brandy Clark propuso calma y una bienvenida comprensión en Your Life is a Record, acaso invitándonos a pensar cómo sería el álbum de nuestra vida, al tiempo que Taylor Swift se aventuró por nuevos bosques en buena compañía y produjo el apacible Folklore, terreno también explorado por Courtney Marie Andrews, buscando el aroma indie en Old Flowers. En el mundo country se dejó escuchar de oreja a oreja That’s How Rumours Get Started, indagación de Margo Price, en tanto que la neozelandesa Nadia Reid abrió sus fronteras personales con el amplio folk de Out of My Province, tercer álbum en el que reflexiona, cuestiona y abre esperanzas más allá de los propios confines; también en su opus 3, la canadiense Frazey Ford contempla la pérdida y la manera de seguir adelante en U Kin B The Sun, en el que el country, el soul y el folk se dan la mano.
La cantante y compositora Lianne La Havas entregó con una base de soul expansivo, emotivo e inspirador, el homónimo Lianne La Havas, atravesado por circuitos folky, en tanto las hermanas Bailey, bien conocidas como Chloe x Halle, se pusieron las alas y entregaron en un tono negrura celestial el Ungodly Hour. Metiéndose hasta la cocina con armonías distendidas, Nadine Shah condimentó con original sazón Kitchensink, mientras que Grimes preparó orgánicas texturas pasadas por sonidos metálicos en Miss Anthropocene, álbum oscuro e hipnótico, y Hannah Read, acá rubricando como Lomelda, alcanzó cuotas expresivas por momentos inasibles en Hannah, de pronto también irrumpiendo en el ambiente.
En el terreno del pop y sus derivados, se presentó Dua Lipa y con efusivos beats apuntó hacia delante con Future Nostalgia, en aparente oxímoron, en tanto Jessie Ware nos lanza una pregunta clave mientras nos invita a la pista poco iluminada con Whats Your Pleasure?, probablemente después de que Kylie Minogue convoque a levantarse de sus asientos a generaciones diversas con DISCO, que bien puede intercalarse con el Chromatica de Lady Gaga, mostrando que aún tiene pasos y coreografías que ofrecer. En su cuarto disco, Charlie XCX se empapó el contexto de la pandemia en How I’m Feeling Now, propuesta directa cuasi casera con los beats buscando algún tipo de empatía.
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