Estimados compañeros y compañeras:
Estoy seguro que la gran mayoría de ustedes ejerció su derecho y responsabilidad de ir a votar.
Espero también le hayamos dedicado la reflexión y razonamiento que merece, pues este ejercicio democrático marcará en buena medida el rumbo del país y de los mexicanos por los siguientes años.
Habrá –como es natural en una sociedad plural– quienes estén satisfechos con el resultado y quienes estén decepcionados, incluso preocupados.
Pero en mi opinión lo más importante es escuchar el mensaje de este 2 de junio, que al menos para mí es muy claro: existen por lo menos dos Méxicos. Dos Méxicos que son muy distintos entre sí y, sobre todo, muy desiguales.
Y el México que se siente olvidado, que siente que se ha quedado atrás, exige no solo que lo veamos, sino una sociedad más justa. Exige oportunidades que por décadas se le han negado.
Aunque buena parte del sector privado y de la sociedad civil no estemos de acuerdo con la forma y haya mucho que cuestionar en términos de resultados, el actual Gobierno ha priorizado a la población más desfavorecida.
Aquí lo importante es concientizarnos que en el fondo no hay una cuestión de partidos, mucho menos de figuras políticas. En el fondo hay una cuestión moral: es un deber de todos como nación reducir la desigualdad que nos lastima.
Quienes tenemos el privilegio de contar con una mejor calidad de vida debemos actuar a conciencia para ser un país más justo, donde todas las personas puedan vivir con dignidad.
Esto pasa por replantearnos incluso la razón de ser de nuestras actividades.
Como empresarios, ¿estamos solo para generar rentabilidad o entendemos la empresa como un instrumento para la reinversión y el desarrollo social?, como decía don Eugenio.
Como ciudadanos, ¿podemos ignorar los problemas que hay a nuestro alrededor o nos volvemos parte de la solución?
Cada quien desde nuestra posición podemos y debemos hacer algo. No olvidemos que el verdadero poder es de nosotros, los ciudadanos, que se lo otorgamos a nuestros representantes.
Esa energía que hay en la iniciativa privada y en la sociedad civil es capaz de grandes cambios, pero tenemos que activarla.
Siendo mejores ciudadanos, organizándonos con otros para contribuir a causas colectivas, siendo mejores líderes para formar una sociedad responsable, participativa y solidaria, como dice el propósito del Centro Eugenio Garza Sada.
Recuerden que la democracia es mucho más que votar. Es vigilar, es informarnos, es exigir, es participar, es respetar la ley.
A quienes han resultado electos hay que exigir que cumplan con su deber, porque son servidores públicos que se deben a nosotros, los ciudadanos. No a sus partidos, no a otros intereses: se deben a los ciudadanos, a la comunidad que representan y al país.
A la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, deseamos el mejor de los éxitos por el bien del país, dando un mensaje muy claro: queremos un solo México, que traiga justicia y dignidad a todas las personas.
No queremos un país dividido, lleno de resentimientos y rencores. Queremos un país próspero que nos llene de orgullo por lo que somos y nos una para construir un mejor futuro.
Hagamos nuestra parte. Como individuos, como empresas, como vecinos, como comunidades y, sobre todo, como ciudadanos.
Recuerden que su voto vale, pero también –y quizá más– su participación constante y libre por el bien de México.
Les mando un abrazo.