¿Por qué es tan fácil dar armas de fuego,
pero dar libros es tan difícil?
Malala Yousafzai
Es un hecho que el flujo de armas de asalto que circulan libremente en el mercado estadounidense desde 2004 ha agravado la crisis de violencia en nuestro país. De acuerdo con datos a diciembre de 2019 de la ATF, 41 por ciento de las armas involucradas en los crímenes en México proviene principalmente de Texas, seguido por California (19 por ciento), Arizona (15 por ciento) y el resto de los demás estados de EU (25 por ciento).
Se trata principalmente de cruces en vehículos (46 por ciento), con una minoría de ingresos peatonales (4 por ciento) —tanto de estadunidenses como connacionales o hispanoparlantes— y solo uno por ciento por aire. Aunque también se realiza a través de túneles, de los cuales se han detectado 180 en California y Arizona, según datos de la ATF de 2016.
En la última década se han identificado cinco rutas tradicionales de armas de producción estadunidense o de otros países que llegan a los estados fronterizos de México: 1) de los estados de Washington y Oregon hasta San Diego, California, y de ahí a Tijuana, Baja California; 2) de Utah y Arizona, pasando por la reserva india fronteriza Tohono O’odham, a Nogales, Sonora; 3) de Colorado y Nuevo México hasta El Paso, Texas, y de ahí a Ciudad Juárez, Chihuahua; 4) de Missouri y Texas a Ciudad Acuña y Piedras Negras, Coahuila, a través de Eagle Pass y Laredo, Texas, a Nuevo Laredo, Tamaulipas, y 5) de Florida, Georgia, Alabama, Mississippi, Luisiana, McAllen, Roma, Rio Grande y Brownsville, Texas, a Ciudad Miguel Alemán, Reynosa y Matamoros, Tamaulipas.
En esta línea, de las 133 mil 753 licencias para ventas de armas de fuego en Estados Unidos, los cuatro estados fronterizos concentran 22 mil 689 armerías autorizadas: Texas, 10 mil 492; California, 7 mil 962; Arizona, 3 mil 188, y Nuevo México, mil 47. Estas licencias abarcan todo tipo de armas autorizadas y se encuentran primordialmente en manos de revendedores o productores minoristas que instalan diversas armerías en ciudades fronterizas de EU. En estos comercios se lleva a cabo la compra hormiga por individuos, principalmente de municiones, armas cortas y componentes, según datos de 2019 de John Lindsay Poland, coordinador de Stop US Arms to Mexico, y Dee Rowland, ex presidenta del Centro de Prevención de Violencia por Armas de Fuego de Utah.
En segundo lugar destacan las ventas en los llamados gunshows, que en 2019 sumaron mil 264 ferias de armas, concentrándose 632 en Texas, seguido por Florida (342), California (105) y Arizona (94), entre los principales estados fronterizos. Sin embargo, Tennessee (255), Virginia (232), Ohio (232) e Illinois (227) también mantienen en el norte de EU un número relevante de estas ferias. Visto en perspectiva, en la última década hubo 10 mil 895 ferias de armas en toda la unión americana, de las cuales más de mil 130 se realizaron en Texas, 809 en Florida, 569 en Ohio, 515 en Pensilvania y 424 en Tennessee, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En estos eventos, los traficantes pueden adquirir armas de manera masiva, al no existir verificaciones universales de antecedentes penales para compras en efectivo, ni límites a la cantidad de adquisiciones, conforme a un estudio de Washington Office on Latin America (WOLA) de 2013. Lo anterior hace necesario reforzar la regulación existente.
Una situación más compleja, por su laxitud, es la de las municiones, las cuales se venden sin licencia y no se registran en los sistemas de trazabilidad. Estas entran a México en grandes volúmenes, de 50 cajas en promedio por cruce, principalmente por Texas y Arizona en los cruces de Laredo y Tucson, según datos de la ATF de 2016.
En todo caso, ya sea por medio de ferias de armas, licencias en establecimientos fronterizos, ventas por internet o en mercados de segunda mano y anuncios en periódicos, se calcula que el tráfico de armas y/o sus partes que ingresan de manera clandestina a México por la frontera norte puede superar las 230 mil y alcanzar hasta 250 mil armas al año. No obstante, esto representa tan solo 2.2 por ciento de las ventas totales de armas en Estados Unidos que, en 2018, sumaron aproximadamente 13.1 millones, de acuerdo con la National Shooting Sports Foundation, con ingresos de 10 mil 508 millones de dólares.
Se trata, en efecto, de un porcentaje mínimo equivalente a 224 millones de dólares que, al cerrarse el flujo a México, no afectaría mayormente las ganancias del mercado de armas estadunidense.
Asimismo, el Graduate Institute of International and Development Studies estima que en Estados Unidos hay 393 millones de armas disponibles en su mercado, lo que representa más de 40 por ciento del total de las armas en el mundo (955 millones), de las cuales 75 por ciento está en manos de civiles, según datos de la ONU. Esto es, de cada 10 ciudadanos estadunidenses, cuatro poseen un arma, con más de una por cada persona en la mayoría de los casos.
Visto desde el número de muertes por armas en casos aislados entre 2013 y 2017, la organización Brady United señala que 310 personas son agredidas a diario por violencia armada en EUA. Lo anterior, al analizar datos del Centro para el Control y Prevención de las de Enfermedades de EU, que registran 113 mil 108 víctimas lesionadas por armas cada año, de las cuales mueren en promedio 36 mil 383 anualmente, siendo mil 488 de los fallecidos menores de edad. De hecho, al incorporar los suicidios armados, dicho centro registró, tan solo en 2017, 39 mil 773 decesos en ese país por violencia armada.
Otro dato alarmante son los crecientes casos de tiroteos masivos. Al respecto, el Gun Violence Archive registró en 2019 más de 417 tiroteos públicos indiscriminados, que representan más de uno diario en el año, superando el récord de 382 en 2016.
Este costo en capital humano, de entre 100 a 104 muertes diarias por armas de fuego, significó 229 mil millones de dólares anuales, según datos del Congreso de EU publicados en septiembre de 2019.
Nos enfrentamos sin duda a un gran desafío binacional que se incrementó exponencialmente a partir de 2004, año en que la administración de George W. Bush decidió poner fin a la prohibición de armas de asalto para uso civil (Federal Assault Weapons Ban) tras una década de vigencia. Con tan lamentable medida, a la que muchos legisladores y organizaciones civiles estadunidenses se oponen, la producción de pistolas en ese país pasó de 200 mil a 600 mil para 2010, mientras que las armas de asalto ascendieron de 100 mil a 500 mil, y los rifles, de 10 mil a 90 mil, conforme a datos oficiales de 2013.
Este flagelo implica ciertamente una responsabilidad compartida. Aunque en México la portación de armas por civiles es ilegal —salvo por entidades de seguridad autorizadas o para fines deportivos—, la creciente violencia armada y delictiva causa estragos superiores a los registrados anualmente en Estados Unidos, siendo que México tiene casi una tercera parte de la población de ese país. Por ello, el cierre del flujo ilícito de armas a México no solo es urgente y factible, ya que no afectaría el auge del mercado en el país vecino, sino que contribuiría también a una frontera y vecindad más segura.
* Jefe de Oficina del canciller