Política

Desempleados y desempleadores

Adiós dolido a Enrique Valdés.

Decía don Mario Ojeda, querido maestro, que no hay nadie más conservador que quien acaba de comprar un vocho a plazos.

En los ámbitos de la especulación financiera prosperan los que viven de cultivar y explotar la “incertidumbre” de los capitales golondrinos de las viudas que pudieron ahorrar. Su negocio es ser agoreros del “desplome”, para medrar a costa de los “inversionistas” asustadizos, que entran y salen en bandada.

Eso no es la economía. La economía es algo más noble. El genuino emprendedor tiene como mira atender alguna de las necesidades materiales, reales y sentidas, de los seres humanos.

El verdadero emprendedor se orienta a la demanda sustentada en los ingresos de la población: esa es su certidumbre.

Tiene claro que el motor de la economía está en los ingresos generalizados: el mercado real. Si no hay ingreso generalizado, no habrá demanda, no habrá empresa que prospere.

Todos conocemos el ejemplo clásico de Henry Ford: “mis trabajadores tienen que poder adquirir lo que ellos fabrican”.

De esta genuina filosofía económica, con sentido de ética social, participan los países más prósperos y con sociedades más pacíficas y estables del planeta: Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Alemania, Francia, China (en 10 años cuadriplicó el salario), Corea, Nueva Zelanda, Japón, Costa Rica, Uruguay.

No necesariamente con el PIB más alto, o con el engañoso promedio per cápita, que esconde las desigualdades.

De nuestros vecinos del Norte: mejor esperamos a que superen su grave convulsión social; pero, sin duda, sus mejores épocas han sido cuando el factor trabajo ha tenido el más alto porcentaje del ingreso nacional (lo mismo ha pasado aquí en México).

Si, como es probable, la producción medible nacional pega un bajón de entre ocho y diez por ciento; entonces quedaremos para fin de año en los niveles de 2015. Remontaremos. De peores cantinas nos han corrido.

No olvidar que el llamado asistencialismo y las “dadivas” no sólo significan para millones de seres humanos en México una casi decorosa sobrevivencia; también significan un medible incremento en los ingresos de los hogares: en la demanda del mercado interno nacional: motor indispensable para el nuevo arranque, seguramente lento.

Si, como también es previsible, se mantienen las remesas de los heroicos paisanos al Norte (que ya superan en monto a los ingresos petroleros) habrá entonces un importante impulso en la demanda interna: y precisamente en las zonas bajo cero.

La penuria fiscal, inveterada, de nuestros gobiernos no les permite cumplir con sus obligaciones constitucionales: correspondientes a todos los derechos de todos.

En el Nuevo Proyecto de Nación. Por el renacimiento de México, publicado por Editorial Grijalbo en marzo de 2011 y escrito por 37 mujeres y varones de alto nivel profesional, se cita: “Tan sólo la eliminación de los regímenes especiales que benefician a una minoría, aportarían al erario público cerca de 700 mil millones de pesos, es decir 6.5 por ciento del PIB. Siendo ésta una decisión política, por ahí habría de empezar”. Ahora instancias internacionales nos lo reclaman. _


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Esteban Garaiz
  • Esteban Garaiz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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