A los hombres los matan más que a las mujeres”.
Cosa más estúpida he leído, una superficialidad que desnuda la ignorancia en torno al tema del feminismo y la ligereza de la comunicación hoy en día.
En este punto, no es contar quiénes mueren más, sino el porqué.
En la mayoría de las muertes de hombres, existe un móvil social: crimen organizado, avaricia, venganza, enfermedades mentales. En el caso de las mujeres, su muerte aunque también tenga ocasionales causales como los mencionados arriba, en su mayoría el móvil es el sexo o el abuso, incluso en la delincuencia común; por ejemplo en los robos, la sensación de superioridad del criminal sobre la víctima, es decir, la mujer es un blanco “más fácil”.
Esto es una muestra que el tema del feminismo no se ha entendido, hablando de feminismo como ideología, no en los distintos segmentos feministas, contra los que puedo tener concordancia a veces, dudas en otras, porque ahí tampoco se ha entendido al 100 en muchos casos.
Sí, obvio, no necesitan mi aprobación, ni la estoy ofreciendo.
Casos como los tendederos de la denuncia en las universidades, tienen en su origen la necesidad de dar voz a las víctimas que han sido oprimidas por un sistema que responsabiliza a las mujeres de los abusos sufridos solo por la tradición de su posición social; vaya, el sistema patriarcal. Sin embargo, en muchos señalamientos, las percepciones pueden ser precedente de la desvirtuación del movimiento, una vulneración que pondría en riesgos los objetivos y dañar la genuinidad de la lucha, aunque en explosiones sociales como estas, los daños colaterales parecen necesarios.
No es exageración, es tanto como la sandez de empresarios, en su mayoría hombres, dieran “permiso” a las mujeres para faltar.
¡Qué ridiculez!
Hoy es la marcha, el grito a pulmón abierto, el reclamo.
El lunes, el silencio, el llamado a un grito más fuerte, a la revolución femenina, manifestaciones que trajeron una vorágine que generó en el sistema, temor, especulación, reflexión, estupidez, que revelan la ignorancia de querer entender o denostar a las feministas, cuando el tema es el feminismo.
Una ideología que busca la justicia, la equidad, una que ha sido violentada desde el origen de la sociedad, violencia que creció y se naturalizó. _
