Política

Dante en la encrucijada

Dante en la encrucijada
Dante en la encrucijada

La Tercera Vía es el libro más influyente de Anthony Giddens. El padre intelectual del laborismo británico que soñó con unir al socialismo con el mercado. Al estado del bienestar con la desregulación del neoliberalismo. Si Giddens fue el intelectual, Tony Blair fue su gran creación política. El giro a la derecha del laborismo británico supuso que la propia Margaret Thatcher calificara a Blair como el mejor líder de la izquierda desde Hugh Gaitskell. Ahí nació ese difuso concepto denominado tercera vía.

La tercera vía que predica Movimiento Ciudadano es algo menos sofisticado o ambicioso. Bastante práctico: no somos ni de aquí ni de allá. Ni con Morena ni contra Morena. Ni de derecha ni de izquierda. Es construir una alternativa no alineada a ninguno de los polos predominantes. Una decisión táctica que nació del fiasco de la elección de 2018. Movimiento Ciudadano se ahogó en la alianza con el PAN, y si no fuera por Jalisco, el fracaso no habría tenido matiz alguno.

El problema es que la realidad no es la que nos gustaría, sino la que es. Podemos enojarnos con ella. Pensar que es injusta. Que México se merece algo más que el oficialismo y una oposición débil y vilipendiada. No obstante, los datos sólo muestran que el país se polariza en dos. En la elección de 2021, los polos oficialista y opositor se quedaron con el 92% de los votos. La tercera vía naranja superó apenas el 7%. Quitando Nuevo León, Jalisco y Campeche, MC no ha sido relevante electoralmente. La tercera vía puede ser un eslogan bonito y hasta atractivo, pero irreal para la sociedad.

Ahora, el verdadero problema de Dante Delgado no está necesariamente en la política de alianzas de cara al 2024. No es un asunto sólo de elegir: alianza o en solitario. El verdadero desafío se encuentra al interior de Movimiento Ciudadano. No existe una hoja de ruta acordada por los principales actores del partido. No hay consensos en torno a la estrategia nacional y eso ha debilitado el liderazgo de Dante Delgado al interior del partido. Nadie le puede negar su sagacidad y trayectoria, pero no ha gestionado correctamente la coyuntura actual. No competir en 2023 supone dar pasos atrás. MC se había habituado a construir candidaturas en todos los rincones del país. Un partido serio no puede bajarse las contiendas antes de la campaña.

En el plano interno, el principal poder en Movimiento Ciudadano son los gobernadores. Eso no es opinable. Quien tiene los votos, tiene el poder. Acuérdese usted del PRI de Enrique Peña Nieto: ¿quién mandaba? Los virreyes estatales. Usted quítele a MC los votos de Jalisco y Nuevo León, y el partido naranja estaría en la tablita de perder el registro. Esos son datos y no relatos. O actualmente con Morena, manda López Obrador porque es el líder político, pero también porque sigue siendo un imán de votos. La política es la lucha democrática por el poder. No se puede construir una alternativa sin participar en las elecciones.

Ni Enrique Alfaro ni Samuel García han apoyado públicamente la estrategia de Dante Delgado de renunciar a competir en Coahuila y el Estado de México. Incluso Alfaro dijo mucho sin entrar al tema: “Yo no voy a opinar sobre eso -la declinación de Juan Zepeda. No es un tema en el que yo esté metido, no es un tema que me hayan consultado, no es un tema en el que yo haya opinado, no tengo información de por qué se tomó esa decisión”. Podemos extraer de las palabras del gobernador de Jalisco, el granero de votos emecista, que no tenía ni idea de la decisión que tomaron Dante Delgado y Juan Zepeda. Recordemos que Alfaro no asistió al Consejo Nacional hace algunas semanas.

A esto hay que agregar declaraciones un punto contradictorias con la hoja estratégica planteada por la dirigencia nacional. Dante Delgado afirma y reafirma que no habrá alianzas. Sin embargo, Luis Donaldo Colosio Riojas -alcalde de Monterrey- declaró a Reforma que él no es militante de MC y que prefiere un frente opositor. Pablo Lemus, alcalde de Guadalajara, también ha dicho en reiteradas ocasiones que no milita en el partido. No se percibe unidad estratégica o sentido de pertenencia. Es como si Dante Delgado hubiera trazado una estrategia sin los consensos necesarios al interior de Movimiento Ciudadano.

Y de fondo, otro debate. Más allá de 2024, ¿qué quiere ser MC cuando sea mayor? ¿Implicarse en la gobernanza del país o ser una bisagra al estilo Partido Verde o PRD? ¿Tocar poder o administrar las derrotas?

Si MC decide seguir apostando por una tercera vía, la realidad terminará debilitando, aún más, la influencia nacional del partido. Seguramente retendrán sus bastiones -Jalisco y Nuevo León-, pero sin crecer en el resto del país. Por el contrario, si MC se implica en la construcción de una coalición que vaya más allá de las siglas de los partidos, es posible que la oposición pelee hasta el final y Movimiento Ciudadano sea definitivo en la formación de Gobierno. No sólo legislativamente, sino también en el Ejecutivo. MC perdió el norte, pero está a tiempo de reconocer que la tercera vía nomás no cuajó.

Enrique Toussaint


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