“Soplaré y soplaré y tu casa derribaré…”
El Lobo Feroz
Así como el cuento de los 3 cochinitos donde la mamá cerdita al verlos crecidos los lanza al mundo, no sin antes decirles que nada llega fácil diciéndoles que debían trabajar duro para lograr sus sueños.
EL más pequeño muy flojo pierde su tiempo y de ultimo momento decide construir una casa de paja, el cerdito de en medio perezoso, pero menos que el anterior, la construye de palos y finalmente, el mas responsable, en vez de gozar y disfrutar, dedica su tiempo y esfuerzo en construir una casa resistente de ladrillos.
No es necesario contar lo que sucedió con las primeras 2 casas al llegar el lobo son destruidas fácilmente con un soplido y al final, el cerdito mayor termina acogiendo a sus hermanos para protegerse del frío y del lobo.
La pregunta que jamás nos plantean de niños es: ¿Qué hubiera sucedido si los 3 se hubieran puesto a trabajar, ya fuere en lo individual o en equipo? Quizás hubieran tenido 3 casas de ladrillos o quizás hubieran logrado una gran casa suficiente para los 3.
No únicamente en México sino a nivel global, despierta una corriente donde se resaltan las grandes diferencias entre los ricos y los pobres, mostrando, satanizando, señalando y exhibiendo una y otra vez aquellos bienes y comodidades con que viven quienes mas tienen.
Haciendo referencia al artículo de publicado por Esteban Ortiz-Ospina y Max Rosser (Corrupción) donde se resalta que antes del año 1832 en Inglaterra se vendían asientos en el parlamento, vemos que la corrupción no es ni algo nuevo ni privativo de México, sin embargo en un país donde la desigualdad es tan grande y el 20% de la población percibe únicamente el 5% del ingreso total (datos OCDE Panorama económico de México Mayo 2021) cuando un político o un empresario ligado a la política enriquecen de manera rápida e inexplicable generan una mayor irritación y provocan generalización a inocentes y culpables que gozan de un bienestar .
EL problema es que para el lobo feroz es más fácil comerse o al menos tener bajo el yugo a todos los cerditos a quienes se les ha dicho que están destinados a vivir en casas de paja que resultan de la mala fortuna y culpar su tragedia al hecho de que a otros les vaya mejor tratando siempre de convencerlos de que jamás podrán aspirar a otra cosa que a lo que el destino les puso de frente.
Considero que es injusto e incorrecto demeritar a quien ha conseguido algo como resultado de su esfuerzo, de la educación, de la inteligencia, dedicación y del trabajo duro.
Cuando se normaliza el señalar a los cochinitos que han logrado construir una hermosa y segura casa de ladrillos, se normaliza también minimizar o demeritar el valor de quienes saben, ya sea de los arquitectos, de los ingenieros, se descalifica y simplifica la capacidad de lograr algo.
En tiempos recientes en México se ha generado una narrativa restando mérito y valor a los arquitectos, a los empresarios e incluso a los ingenieros y empresas, proponiendo por parte del Estado: gaseras controladas y dirigidas por el gobierno, bancos, líneas aéreas, hasta ¡La Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE el sueño de la conquista latinoamericana del espacio diario El País 21-Nov-2020)! Entre otras curiosidades.
Todo lo que el ser humano se plantee es potencialmente posible, pero, es necesario trabajar duro por ello, convencer, convocar, invocar recursos, tecnologías, etc.
Hacer una película, una vacuna, un invento, una empresa de aviación y hasta una casa no se logran por decreto ni por órdenes, son el resultado de la suma de muchos talentos, esfuerzos y recursos que son resultado de un país donde hay confianza, estabilidad y visión de largo plazo.
Señalar, atacar, arrebatar o simplemente generar animadversión y envidia hacia aquellos cochinitos que trabajaron por años, décadas e incluso varias generaciones para tener lo que tienen, no mejorará ni la casa de los demás, ni la capacidad, ni el conocimiento, simplemente, hará que todos estén igual de vulnerables ante el ataque del lobo feroz.
Enrique Espinosa Olivar