Un día antes de que se cumplieran 47 años de la desaparición forzada de su hijo, Jesús Piedra Ibarra, hecho que aconteció el 18 de abril de 1975, decenas de familiares, amigos y compañeros de lucha de la madre de éste, María del Rosario Ibarra de la Garza, conocida como Rosario Ibarra de Piedra, acudimos a dar el último adiós a quien fue una incansable luchadora social y buscadora de personas desaparecidas.
La desaparición de Jesús Piedra Ibarra, quien fue estudiante de medicina, activista social y presunto guerrillero miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, se efectuó durante el periodo conocido en el mundo como La guerra fría (confrontación ideológica, política, económica, social y cultural entre los países miembros de la OTAN, encabezados por los Estados Unidos, y la entonces URSS, que tuvo lugar entre los años 1949-1989), la cual, con un marcado anticomunismo, se vivió en México con mayor intensidad con el nombre de Guerra sucia, de1968 a 1979.
Eran tiempos en que, de manera particular en Monterrey, asumir una ideología de izquierda en la escuela o el trabajo era un acto temerario. Nunca faltaba un “orejas” que informara a la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de lo que ahí se estaba haciendo o se pensaba hacer.
La DFS fue un organismo de inteligencia y represión de los movimientos sociales y de los partidos de oposición,dependiente de la Secretaría de Gobernación que, de 1947 a 1985, existió en México.
Así que la desaparición forzada de Piedra Ibarra, como la de muchos otros, estuvo a cargo de elementos de la DFS.
A decir del Comité ¡Eureka! (organismo fundado por doña Rosario el 17 de abril de 1977), las desapariciones forzadas fueron más de 500, de las cuales fueron denunciadas ante la ONU durante los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez 347; además se lograron encontrar con vida a 148 personas.
Pero ¿por qué Eureka? Eureka, voz del griego antiguo que significa “lo he descubierto”, “lo tengo”, simboliza la fe insondable de los miles de padres y madres que, como doña Rosario, incansablemente buscan a sus hijos.
Cuando se fundó la referida organización, se le conoció como Comité Pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos; y fueron los abogados Agustín Martínez e Isidro Herrera, quienes encabezaron las defensas legales de algunos participantes en la guerrilla que, a diferencia de Piedra Ibarra, tuvieron la suerte de una defensa legal.
Los colegios de abogados, que suelen homenajear a funcionarios del Poder Judicial y a abogados con futuro político, les deben un reconocimiento a Agustín y a "Chilo” Herrera; el primero ya desaparecido.
Hoy, cualquier abogado con la cobertura de los medios litiga contra el gobierno sin temor alguno. Durante la Guerra sucia no fue así. Con el poder del Estado en contra y el silencio de los medios, en Monterrey solo ellos estuvieron al frente con ¡Eureka!, defendiendo la causa de quienes, ante la cerrazón del Estado, no vieron otra alternativa más que las armas.
En efecto, a diferencia de los tiempos actuales en los que en todas Las mañaneras se encara al Presidente, se le cuestiona, y en ocasiones hasta se le insulta, en aquellos tiempos, además de que al Presidente se le tenía en un pedestal, la situación que se vivía en el país era de un franco terrorismo de Estado. La guerra fría en el mundo, y La guerra sucia en México, brillaban en todo su esplendor.
Fue en este contexto en el que, ante la desaparición forzada de su hijo Jesús Piedra, doña Rosario se puso al frente de la defensa de los derechos humanos en México, mucho antes de que, obligado por la necesidad de firmar el TLC, el gobierno de México creara la CNDH en fecha 13 de febrero de 1989, ya que ésta fue una exigencia de Estados Unidos y Canadá. Nobleza obliga, en todo México; pero sobre todo en Monterrey, estamos en deuda con doña Rosario.
Efrén Vázquez Esquivel