El sistema de cooptación o reclutamiento del crimen organizado ha demostrado ser altamente efectivo. Desde 2006, con el inicio de la guerra contra el narcotráfico a la fecha, quienes acceden a cargos en la función pública –particularmente en las áreas de seguridad y justicia– deben ser conscientes de que en el momento menos esperado puede presentarse una amenaza fatal: ¿plata o plomo?
Es evidente que el juez, como cualquier otro ser humano, no está exento de debilidades. Y no todos los delitos cometidos por funcionarios públicos son fruto de presiones externas; en ocasiones, la fragilidad de la conciencia moral puede llevar incluso a quienes imparten justicia a transgredir la ley.
Lo mismo ocurre con columnistas y narradores de noticias. Dado que por naturaleza “no hay hechos, sino interpretaciones de hechos” (Nietzsche) y que toda primera interpretación es afectiva, porque el ser humano no se relaciona con el mundo de manera natural (Heidegger), también, en este ámbito, existe el riesgo de caer en el error o el dolo.
Por ello, para valorar correctamente la diferencia entre los casos de quien fue secretario de Seguridad del ex presidente Felipe Calderón, Genaro García Luna, y secretario de Seguridad del ex gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, Hernán Bermúdez Requena, hay que parar bien las antenas.
Como bien dice el columnista y conductor de noticias, Alejandro Domínguez, el primero, recluido en la prisión federal de máxima seguridad ADX Florence, Estados Unidos, “no tiene acusación alguna por narcotráfico en México”, solo por el “presunto enriquecimiento ilícito (…) durante su gestión”. Bermúdez Requena, en cambio, sí fue objeto de investigación y se giró orden de aprehensión (MILENIO, 21-O7-2025).
Lo mismo ocurre con ciertas columnas que hace unos meses emprendieron una campaña contra Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, acusándolos de “narcopresidente” y “narcopresidenta”, lo que Morena atribuyó a una guerra de bots. Hoy, esas mismas voces que atacan al senador Adán Augusto –que estimo debe dejar su cargo de manera temporal– guardan silencio ante casos como el de Felipe Calderón.