La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no necesitó de años y años de estrategias políticas fallidas para poder encontrar la fórmula de tratar con Estados Unidos y su complejo sistema de administración y gobierno.
En menos de un mes el presidente Donald Trump ha terminado elogiándola, pues es una mujer brillante e inteligente, como dijo el propio mandatario norteamericano.
En esta semana que termina, el periodista Henrik Brandão Jönsson estuvo en La Mañanera de Palacio Nacional en donde preguntó a la presidenta si no tenía miedo de Donald Trump, en referencia a todas las amenazas que había conferido contra México y los migrantes desde su llegada al poder en enero.
La respuesta de Claudia Sheinbaum fue anecdótica y quedará para los escritos de la historia, pues fue tajante al decir “no, tengo un pueblo que me respalda”.
¿Entonces cuál es la fórmula de una mandataria, la primera en el país, para poderse ganar primero la confianza de quizá el hombre más duro del planeta?
La presidenta es física, doctora en ingeniería ambiental con posgrado en la Universidad de California en Berkeley, lo cual ha usado a su favor con Trump, quien no le ha quedado más que reconocer que no está tratando con cualquier persona. Si algo tiene México son científicos prestigiosos que por tradición han aportado a todas las naciones, empresas globales, gobiernos y sobre todo a Estados Unidos, conocimiento y tecnología para su crecimiento.
La presidenta Sheinbaum parece haber encontrado esa fórmula para poder negociar, para poder ser escuchada por Trump, pero sobre todo ya se ganó el respeto de la comunidad internacional al ser una interlocutora de América Latina, llevando precisamente a la 4T, al obradorismo, a una evolución que es lo que representa el segundo piso que mencionaba en su campaña.
¿Podrán en México, sus pares, seguir sus pasos?
