La pandemia ha sido aprovechada por algunos alcaldes que, en su afán de evitar que la crisis del desempleo llegue a sus municipios, sin más han autorizado licencias de construcción de uso de suelo residencial a diestra y siniestra, sin medir las consecuencias futuras, es decir, el daño que le causarán a la población por la falta de capacidad para brindar los servicios públicos: agua potable, alumbrado público, seguridad, recolección de basura y otros.
Tal es el caso del alcalde de Valle de Bravo, Mauricio Osorio. No ha puesto ninguna objeción en la autorización de licencias a lo largo de los cinco años y cuatro meses que lleva al frente de la presidencia municipal de este paradisíaco lugar.
Situación que preocupa a los vallesanos, que en los últimos meses ha sufrido la escasez de agua potable, padecido deficiencias en el alumbrado público en algunos barrios y comunidades y son testigos de cómo paulatinamente la presa Miguel Alemán, su principal atractivo turístico, va perdiendo su nivel de almacenamiento hoy al 54 por ciento de su capacidad.
Aún con estos problemas, la autoridad municipal vallesana autorizó licencias de construcción para viviendas y condominios horizontales de alta plusvalía. Son dos los permisos de construcción que más se cuestionan y critican al alcalde. Un fraccionamiento exclusivo en Avándaro que contará con un lago artificial de más de diez hectáreas de extensión. Otro está en Rancho Tiloxtoc, donde se contará solo con 50 viviendas, cada una con un terreno de 20 hectáreas y una laguna artificial de uso común de 15 hectáreas.
Los grupos ambientalistas y asociaciones de colonos no se molestan porque haya personas con capacidad económica para adquirir viviendas con terrenos extensos cuyos precios oscilan entre los 30 y 40 millones de pesos. La molestia está en que la autoridad municipal tolere y no proteste por la habilitación de lagos artificiales y que pueden estar desviando los flujos hidrológicos que alimentan a la presa Miguel Alemán.
La postura del alcalde a estas denuncias de grupos ambientalistas y de asociaciones de colonos por la habilitación no solo de estos dos lagos artificiales, sino de muchos más que se han creado en zonas exclusivas de alta plusvalía, ha sido que eso es competencia de la Conagua.
Los vecinos le aceptan su respuesta, pero le exigen que como autoridad municipal debe encabezar las gestiones ante las autoridades estatales o federales, según el tema, para que se atienda un reclamo justo de la población. Como no es de su competencia no actúa, esa tibieza es lo que le cuestionan, pues si bien no puede clausurar esos lagos y permitir que los flujos hidrológicos sigan su cauce hacía presa Miguel Alemán, puede hacer la gestión tal y como lo hace para otras cosas que no están en el ámbito de sus atribuciones.
No es posible se haya autorizado licencias de construcción y permitido la habilitación de lagos artificiales, y los pobladores de la cabecera municipal y de todas las comunidades del municipio estén padeciendo la escasez de agua en sus hogares. Argumentan que solo les suministran agua potable de los pozos 90 minutos cada tercer día, mientras otros gozan de decenas de millones de metros cúbicos en sus propiedades para practicar deportes acuáticos desde la comodidad de su casa.
Eduardo Garduño Campa