Que en Chalchicomula de Sesma, también conocida como tierra de “quién sabe”, la crisis institucional parece no tener fin. Desde la detención de Uruviel N. por diversos delitos, pasando por la efímera gestión de su suplente, hasta la renuncia de la regidora de Gobernación y el resto del Cabildo, se han vivido más cambios que en desfile de carnaval. Ahora el control está en manos del Concejo Municipal, mientras que la Secretaría de Seguridad Pública estatal asume la vigilancia y reforzará su presencia en Tlalchichuca y San Nicolás Buenos Aires, para que no reine la ley del monte.
Que el Instituto Municipal de Arte y Cultura está estrenando oficinas en Huexotitla, luego de años de operar en un inmueble del Centro Histórico. El cambio ha sido discreto, pero no menor, se dice que otras dependencias del ayuntamiento también estarían por empacar y mudarse en el mediano plazo. ¿Será parte de una estrategia de desconcentración administrativa o sólo una reconfiguración inmobiliaria?
Que hoy queda poco más que el recuerdo de lo que fue alguna vez el prestigiado Hospital Guadalupe, un referente en atención médica accesible y con una sólida comunidad de médicos experimentados. Se dice ahora hay un administrador sin experiencia en el sector salud, pero con ambición de sobra.
Que desde la llegada de este personaje, el nosocomio dejó de ser un lugar de confianza para convertirse en un negocio de oportunidad, donde cada área parece estar en remate, y los médicos de antaño fueron desplazados para dar paso a nuevos grupos con cuestionable historial en otras instituciones. A decir de muchos, ya no es ni será lo que fue, y el daño parece irreversible. Usuarios piden la atención de las autoridades sanitarias, fiscales y laborales.
Que en San Martín Texmelucan, los vicios policiacos siguen haciendo de las suyas. Esta vez, sus elementos fueron captados extorsionando a un automovilista, confirmando que la limpia prometida aún no termina. El recuerdo de cuando Norma Layón se disfrazó y montó toda una operación para exhibir a los malos elementos aún ronda en la memoria colectiva. Si es necesario, que Juan Manuel Alonso saque también el disfraz… o mínimo la voluntad.
