Que tras la oleada violenta ayer en la entidad, especialmente sobre el caso del asesinato del primer regidor de Ocuilan, el secretario General de Gobierno del Estado de México, Horacio Duarte Olivares, aseveró que es necesario una intervención en aquel municipio, ya que desde meses anteriores (y de hecho desde pasados trienios) se había registrado un clima de violencia en la región y en el municipio.
En teoría las fuerzas de seguridad estatales y federales ya tienen más amplia presencia en la región ¿Se habrá referido a que apretarán más tuercas, pero por el lado jurídico-político? Será interesante observar.
Que ayer de plano fue un jueves para el olvido, pues además, como se ha informado, en Tlalnepantla se dio la ejecución de un empresario del negocio de las grúas y su escolta, en céntrico hotel del municipio. Es interesante el antecedente de que el 11 de marzo fueron asesinados a balazos tres empleados “grulleros” en las inmediaciones de la Fiscalía Regional de Justicia en Tlalnepantla.
El origen de ese conflicto fue que una empresa de aseguradora le dio la chamba de arrastrar dos vehículos colisionados a una grúa concesionada por la Secretaría de Movilidad, lo que enfureció a los trabajadores de otro grupo que demandaban quedarse con el “contrato”, y se vino la disputa. Ya para esos extremos, está claro que el “negocito” no es cualquier cosa, y que urge poner orden más allá de maquillajes.
Que muy oportunamente, el Poder Judicial del Estado de México aclaró que, aunque tenía programado dar una conferencia en ese sitio, el presidente del PJEM Fernando Díaz Juárez no se encontraba al interior del hotel en Tlalnepantla en el momento del ataque mencionado al empresario.
Quienes sí estaban al momento de la balacera en el hotel eran los de la Asociación de Empresarios y Ciudadanos del Estado de México (Asecem) con el alcalde de Tlalnepantla, Raciel Pérez Cruz. Y de hecho, a ese evento se dirigía la víctima. Toda la situación resultó sumamente lamentable y digna de condena.
