Que el anuncio de la gobernadora Delfina Gómez de retomar los trabajos de la reforma integral a la Constitución, que implicó un amplio trabajo del Secretariado Técnico, no cayó muy bien a todos los actuales legisladores, muy celosos de su deber a pesar de tener tantos pendientes, pero se apaciguaron al darse cuenta de que esto se postergará hasta la siguiente Cámara de Diputados, en la cual el tratamiento de esta megainiciativa puede tener sus baches en razón de intereses y facciones políticas.
Que de manera sensata algunos consideran que la salida más viable es retomar por separado algunos temas que tienen futuro en la agenda, luego de hacer un análisis a fondo. Como sea, el pronunciamiento de la mandataria ayer fue un justo reconocimiento a la labor de dicho Secretariado, que encabezó el Doctor Mauricio Valdés Rodríguez, un amplio conocedor de los temas y procesos legislativos.
Valdés, por cierto, de esta manera recibió doble galardón, pues además fue uno de los premiados durante la entrega de preseas del Poder Judicial del Estado de México, que en palabras de la propia gobernadora, representan “la amplitud y profundidad del sistema judicial”.
Que por cierto, para aquellos “amarranavajas” que nunca faltan, y que surgieron luego de la jornada de diálogos sobre el tema en Toluca, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, Ricardo Sodi Cuellar, aclaró que no está contra la reforma judicial propuesta, sino que se busca racionalizar el gasto y este vaya a lo que realmente importa: fortalecer juzgados, contratar más personal y no menospreciar la experiencia de décadas de la plantilla actual. Es decir, no es cuestión de pesos y centavos sino, efectivamente, de justicia.
Que da mucho qué pensar la estadística de que en los 22 procedimientos y tres juicios relacionados con la violencia política que han llegado al Tribunal Electoral del Estado de México este año, hasta ahora el fundamento de las querellas solo ha sido acreditado en uno de los juicios y en tres de los procedimientos.
¿Podrá deberse a un escaso eco ante estas deleznables prácticas, a la poca capacidad para estructurar las quejas o a que de plano se está volviendo una herramienta política más? Queda de tarea.